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Elogio del tafetán

La serie "Dinastía", que triunfó en los ochenta, inspira de nuevo hombreras y excesos estilísticos

Aunque cueste creerlo, hubo una época en la que hombreras, drapeados y volantes campaban a sus anchas por las pasarelas, rindiendo culto a los excesos estilísticos que todo el mundo asocia con la década de los ochenta. Hoy, tal vez por el cansancio que ya provoca el minimalismo, el barroquismo regresa de la mano de marcas como Stella McCartney o Carolina Herrera.

Las lazadas al hombro y el "brilli-brilli" por doquier, los estampados exagerados y los tejidos consistentes como el tafetán, tuvieron su esplendor en la serie "Dinastía", que contaba las venturas y desventuras de la archimillonaria familia Carrington.

Nolan Miller, el responsable de vestuario, se aseguraba en cada capítulo de que ninguna de las señoras Carrington repitiera modelo y de que todos sus complementos estuvieran perfectamente coordinados. Creó más de 3.000 vestidos y fue el responsable, en último término, de ese auge de las hombreras que ahora regresa. A la ropa ostentosa se unían los peinados con voluminosos cardados y vestidos de noche espectaculares. La serie alcanzó tal fama que generó audiencias inéditas, una línea de moda y artículos de lujo.

Así que treinta años después se imponen las faldas de tubo y las blusas sofisticadas; los vestidos plisados y las joyas llamativas al máximo, siempre acompañadas por maquillajes que no son precisamente discretos. Por hacer justicia, tampoco se debe olvidar la moda que surgió al hilo de la serie "Dallas": la telenovela basada en Texas era tan dramática como las tramas de sus protagonistas, que competían con "Dinastía".

Las protagonistas también llevaban faldas largas, talles altos, hombreras y colores siempre brillantes. Ellos nunca salían sin sus sombreros de cowboy. Con Bill Travilla al frente del vestuario, los looks de sus protagonistas costaban una media de 1.500 dólares, llegando en ocasiones especiales a los 5.000 dólares.

La llegada de los noventa relajó los talleres de costura de Hollywood, que adoptaron líneas más "casuales". Hoy en día, cuando parece que todo se lleva, hay cabida para cualquier tendencia, pero eso sí: quien quiera ser realmente moderno no saldrá sin hombreras.

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