¿Cambiar de casa o cambiar la casa? Estas preguntas fueron el punto de partida de este proyecto, fruto de un replanteamiento laboral y de vida que permitió a su propietaria "hacérsela suya" en lugar de mudarse a un piso y a una oficina anónimos y distantes entre sí. El arquitecto Miquel Àngel Julià (MAJH Arkitektes) es el autor de la nueva configuración de esta vivienda –ubicada en el barrio del Raval de Barcelona– pensada para vivir, trabajar y disfrutar del ocio. En la reforma la continuidad espacial y visual se han tenido muy en cuenta y elementos como los pliegues del parquet de roble acaban determinando los diferentes ambientes, como la zona de trabajo, el cabecero de la cama o señalan la existencia de una segunda planta a través de la escalera vista.

El autor del proyecto, una vez definidas las funciones espaciales y los planos arquitectónicos, propuso a su propietaria, la infografista Lidia Comino (Imaginarq) que tatuara su vivienda, que se la personalizara ella misma. El "amor de madre"… y de hermana aparece de este modo en unas aplicaciones gráficas sobre la pared de color grafito y los ventanales de la planta baja de la vivienda, que reproducen sus rostros. El mar, el vino y otras pasiones de la propietaria se hacen patentes en otras intervenciones en los baños y la cocina.

La distribución, las paredes perimetrales y los falsos techos originales mostraban muchas irregularidades, que más que subsanarlas, se han potenciado: se han anulado todas las particiones originales, y los nuevos espacios se definen por planos paralelos y ortogonales que no llegan a tocarse. Acabados en madera, lacados, vidrios y grafismos definen suelos techos y paredes.

La planta baja se muestra como un espacio diáfano en el que ocio y trabajo se yuxtaponen. Los pliegues del pavimento de parquet de roble muestran la existencia de un piso superior y construyen a su vez la larga mesa de trabajo. Un armario-pared define la posición de la mesa de reuniones-comedor y oculta tanto el cuadro eléctrico como la cubertería.

La cocina y los baños se han tratado de manera muy distinta. La primera se esconde detrás de una gran corredera como si fuera un gran armario. Eso sí, las posición de los vinos es privilegiada. El baño de la planta baja, situado al fondo, en el otro extremo, sobre una tarima, intenta no privatizar las visuales, permitiendo que el pavimento se escape de su interior. La puerta corredera y una franja superior son de cristal para potenciar esta pretendida continuidad. En su interior, tanto las paredes como los propios sanitarios actúan como objetos escultóricos. Las necesarias repisas se transforman en hornacinas abiertas en el muro y los alicatados y los sanitarios negros de Trentino juegan con la contraposición de oscuros y claros.

Curiosamente, la zona de trabajo está presidida por dos pantallas de LCD, pero no se aprecia ningún aparato de televisión.

Desde el piso superior, se suspende una lengua de cartón yeso que no llega a tocar el suelo y que está retroiluminada con luz indirecta de ambiente. Esta pared sirve a su vez de gran pantalla para un proyector de cine y dispone de un hueco para una chimenea decorativa.

Esta segunda planta la ocupa el programa funcional más privado Al acceder, lo primero que se muestra abierto y transparente es la zona del baño, tras ésta, la tarima de roble reaparece de nuevo definiendo la zona de noche y el cabecero de la cama. En su interior se enrasan el tatami y, presidiendo el doble espacio, una bañera de hidromasaje desde donde también se puede ver las proyecciones sobre la pared suspendida. Por su parte, el televisor del dormitorio se integra en el armario-contenedor empotrado frente a la cama. Unos vinilos en las paredes, con unas palmeras abstractas, señalan la entrada a este espacio de relax.

La doble altura de la vivienda queda subrayada por una gran lámpara de techo, diseñada ex profeso. El resto de la iluminación se ha integrado en la arquitectura, para dibujar, también, los espacios con la luz.

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