Ganar espacio dentro de la casa se ha convertido en la obsesión de quienes, bien porque la familia aumenta o porque se cansan de una decoración basada en la acumulación de objetos, quieren 'rescatar' metros a toda costa para disfrutarlos al máximo.

No se trata de vivir sin muebles. Tampoco es eso. Sí de prescindir de piezas que no cumplen ninguna función concreta o que simplemente se han quedado obsoletas. Una posibilidad es venderlas, otra guardarlas. La tercera, reciclarlas o transformarlas. La transformación puede empezar por el salón. Un buen sofá es la base.A partir de ahí resulta imprescindible una mesa y, si no queda más remedio, buscar una ubicación discreta para la tele. Aunque lo ideal es tener una habitación destinada exclusivamente a ella.

Sencillez no significa ausencia de confort. Los nuevos diseños están concebidos para juntar funcionalidad con comodidad. Los sofás se confeccionan en tejidos fáciles de lavar, que requieren un mantenimiento mínimo. El blanco, el gris, el plata, el azul y los tonos metalizados que evocan la nieve y el hielo propios de la estación son algunas de las tonalidades que están de moda, a pesar de su aparente frialdad.

El toque cálido lo pone una alfombra mullida, preferiblemente completamente lisa y de la mejor calidad. Para los dormitorios da mucho juego crear un pequeño rincón de lectura. Las paredes se pintan de un blanco cremoso que no cansa y se combinan con un espejo veneciano, otro de los caprichos que están de moda.

Para vestir la cama triunfan los acolchados. Los nórdicos de plumas son clásicos que no pueden faltar. En las entradas es recomendable simplificar almáximo y huir de artilugios como percheros y paragüeros. La clave es despejar el terreno.