Hoy les presentamos una intervención para un local de muebles realizada por los arquitectos Brunet y Asociados. Un espacio situado en Manacor, que es una comarca históricamente ligada al sector de la madera, y muy especialmente del mueble, industria que fue un gran motor económico. Hasta hace pocos años, era incluso obligado considerar una visita a Manacor a la hora de comprar muebles para vestir cualquier casa mallorquina, una tradición que todavía hoy algunos mantienen poniendo en valor la especialización por sectores.

El sector, sin embargo, vive un declive. Han sido muchas las causas del desvanecimiento casi total del sector, sin duda falta de renovación y de actualización, una inversión nula en I+D+i, el inevitable cambio generacional, cambio competencial? y, por supuesto, la crisis global que ha generado un drástico cambio en las tendencias y prioridades de los usuarios. Para los diseñadores de la reforma del local, el despacho de arquitectos de Llorenç Brunet, la empresa "Llevant Mobiliari" que impulsó la reforma es un buen ejemplo de esta necesaria renovación. Una equilibrada combinación de diseño, fabricación, y comercialización de muebles y accesorios para el hogar promoviendo diseños propios en paralelo a la importación de marcas consolidadas, capaz de alcanzar buena cuota en diversos mercados. Para un arquitecto que entiende una obra como un todo, resulta muy satisfactorio ser correspondido con una asesoría en mobiliario que lleva inherente el espacio contemporáneo.

El edificio antes de reformarse era un tradicional y familiar taller de carpintero. Con el cambio generacional se decidió trasladar la zona de producción a otro edificio y concentrar aquí la comercialización, aprovechando que es un lugar muy concurrido y muy bien situado, entre colegios y un polideportivo.

Toda la intervención se concentra en dos temas. Por un lado, limpiar, quitar cosas, hasta el mínimo, y por otro, el uso del patio. El volumen ya estaba construido. Se limpió la planta dejando sólo la estructura y se reconstruyó una fachada totalmente acristalada. Se incluyó un nuevo pavimento de hormigón gris y finos blancos en muros y techos. Transparencia, luz, y sobriedad que ceden el protagonismo al mueble.

El edificio tiene la gran virtud de tener un patio en fachada, antes ocupado por silos y zona de carga. Con una serie de intervenciones este patio se reconvierte en el centro de atención del edificio. Se destina a acceso al local, con una visera exterior que unifica toda la fachada y una gran puerta que funde el patio con la calle. Desaparece la fachada. Invita a entrar.

El patio se convierte en un atrio que asume exponer mobiliario de exterior. La visera gira hacia el interior habilitando una especie de porche lateral. Con la fachada interior acristalada y con el mismo tratamiento de superficies se confunden patio y local. Se llega a percibir el perímetro construido de la suma de local y patio, una sensación muy confortable y útil tanto para la exposición como para el control y, claro está, invita a recorrerlo.

En estos casos, el arquitecto considera muy importante saber valorar qué protagonismo deben repartirse continente y contenido, edificio y elemento expuesto. Aquí, el edificio debe ser protagonista como reclamo, para luego ceder totalmente el papel al mobiliario, sirviéndolo.