Los diseñadores de interior Pau Ros Peris y Vicente Ros Pardo recibieron el encargo por parte de una pareja joven, con dos hijos, de llevar a cabo una rehabilitación integral de una antigua vivienda situada entre medianeras. Una vez analizada la propiedad, ambos interioristas coincidieron, dado el estado de la misma, en derribarla para levantar una nueva vivienda que cubriera los aspectos demandados, ajustándose al presupuesto otorgado: luminosidad en todas las estancias (esta característica, por la configuración de la parcela, resultaba un inconveniente de cara a las fachadas) y optimización del espacio. Una vivienda funcional, no exenta de atractivo en su estética.
De este modo, se acomete una construcción de tres plantas, con, aproximadamente, 250 m2 de superficie: planta baja como zona de día con patio en la parte trasera; una primera planta como zona de noche, y, por último, una segunda planta polivalente con salida a dos terrazas.
Este proyecto fue realizado en el plazo de un año. Con la finalidad de obtener una vivienda que no restara protagonismo a las personas que la habitarían a posteriori, se escogieron materiales de estética neutra y prácticos en su uso. Gres de tono gris en el pavimento, vidrio y acero, o mobiliario de cocina en laminado blanco (color compartido por el lacado de la carpintería, al igual que sucede en paredes y techos). En los baños, los alicatados grises y blancos se han combinado en algún caso con el color rojo.
En cuanto al resto del mobiliario, se buscó combinar piezas prácticas y económicas con los grandes clásicos del diseño. Se buscaron maderas y tonos neutros y se colocaron las piezas estrictamente necesarias, con el fin de que los espacios parecieran más amplios. La nota de color viene dada por el empleo de alfombras y cuadros.
Respecto a la iluminación, se ha empleado luz indirecta de bajo consumo en las zonas que lo requerían, consiguiendo de este modo un efecto de luz natural. Aros de color blanco y algunas piezas representativas completan la iluminación de la vivienda.
