El ruido de un teléfono móvil obligó a interrumpir por primera vez en la historia un concierto de la Filarmónica de Nueva York, que no se reanudó hasta que el dueño apagó el terminal. La noche del martes, el director de la Filarmónica, Alan Gilbert, estaba conduciendo el último movimiento de la «Novena sinfonía» de Gustav Mahler. Empezó a sonar desde la primera fila el popular tono de llamada «marimba». Aunque el público expresó enseguida su descontento, el teléfono no dejó de hacer ruido. Gilbert empezó a gesticular mientras al aparato continuaba sonando, hasta que se cansó y ordenó detener el concierto. Acto seguido el director, visiblemente irritado, pidió en voz alta al propietario que apagara el móvil. Como el dueño no se dio por aludido, el público arremetió contra él, silbando y exigiendo a gritos que fuera expulsado. Gilbert bajó del escenario y se encaminó hacia el dueño del teléfono, que sacó el aparato de su bolsillo y lo apagó. «¿Está apagado? ¿Va a volver a sonar?», preguntó el director al hombre, quien asintió, y el concierto se reanudó entre aplausos.