El fiscal general de Nueva York, Eric Schneiderman, anunció un acuerdo en torno a la herencia de la fallecida millonaria Brooke Astor, que permitirá repartir unos 100 millones de dólares entre instituciones benéficas, tras cinco años de disputas familiares.

Cien millones de dólares se destinarán a instituciones sin fines de lucro, y además se creará un nuevo fondo dotado de 30 millones de dólares solicitado por las autoridades para mejorar la educación de Nueva York.

«Brooke Astor estuvo en el centro de la filantropía de Nueva York durante casi medio siglo. Su legendaria generosidad y su carisma tocaron a neoyorquinos de todas las procedencias. Este acuerdo honra sus deseos finales y beneficiará a lugares históricos de la ciudad, así como a instituciones educativas y culturales», dijo Scheneiderman.

Brooke Astor, una de las damas más conocidas de la alta sociedad neoyorquina, falleció el 13 de agosto de 2007 a los 105 años, tras pasar sus últimos años de vida aquejada del mal de Alzheimer. El «culebrón de los Astor», como llegó a conocerse el caso en la prensa, empezó semanas antes de la muerte de la anciana, cuando su nieto Philip Marshall denunció a su propio padre, Anthony Marshall, por cuidar mal de su madre y gestionar fraudulentamente su fortuna.