Cien años después de iniciar su primer y único viaje, el transatlántico más famoso y trágico del mundo volvió ayer a levar anclas en la inauguración del Belfast Titanic, un espectacular centro interactivo situado junto a los astilleros donde nació el mito. El Belfast Titanic está en el llamado barrio del Titanic, el proyecto turístico más ambicioso jamás emprendido por las autoridades de Belfast, en el que destaca un impresionante edificio diseñado por la firma de arquitectos Civic Arts y Eric R. Kuhne & Associates. Es la respuesta de la capital del Ulster al museo Guggenheim de Bilbao o el Empire State de Nueva York. La fachada de este moderno centro de interpretación de seis plantas y 14.000 metros cuadrados tiene la forma de cuatro proas, todas de la misma altura que tenía el auténtico «Titanic» de quilla a cubierta. La guinda es una inmersión a 4.000 metros de profundidad, al fondo del Atlántico norte, donde se puede bucear junto a los restos del «Titanic» de la mano de unas imágenes que muestran el pecio tal como lo descubrió Robert Ballard en 1985.