La investigación sobre la muerte de Whitney Houston concluyó oficialmente esta semana, después de que la autopsia corroborara el fallecimiento por ahogamiento accidental y de que no se hallaran indicios de crimen, confirmó la Policía de Beverly Hills. Houston, de 48 años, perdió la vida en extrañas circunstancias el pasado 11 de febrero en una habitación del hotel Beverly Hilton, en el condado de Los Ángeles.

El cuerpo de la cantante fue encontrado por su personal de confianza en la bañera de su suite, boca abajo con la cabeza sumergida y con un hilo de sangre saliendo de su nariz. Las autoridades abrieron entonces una investigación para determinar las causas del suceso en el curso de la cual localizaron restos de un «polvo blanco» en la habitación de Houston, quien años antes había confesado que había sido adicta a las drogas.

La autopsia ratificó que Houston murió ahogada de forma accidental; también dio a conocer que la cantante tenía una perforación en el tabique nasal producto de su «historial de abuso de drogas». Ese mismo análisis señaló que la cantante había consumido cocaína antes de morir y que sufría problemas cardiacos.

Las autoridades entregaron a los medios de comunicación la grabación de la llamada de teléfono realizada a los servicios de emergencia el 11 de febrero para alertar del suceso. La voz de alerta la dio un empleado de seguridad del hotel después de que una mujer «fuera de sí» le pidiera ayuda desde la habitación en la que se alojaba Houston. «Necesito al personal sanitario, aparentemente tengo a una mujer de 46 años encontrada en el baño. Eso es todo lo que tengo ahora mismo, pero ellos están pidiendo personal sanitarios», dijo el empleado del hotel.