Fred Bosch llevaba varios meses queriéndose tatuar, pero no sabía qué, y al final se le ocurrió un «QR», una especie de código de barras que da información al leerlo con un móvil. A su empresa, Leo Burnett, le pareció un buen soporte publicitario y la puja por «el sitio» ha comenzado hoy en eBay.

«Es totalmente lo contrario de la esclavitud y no soy un hombre anuncio. Es un experimento que me propuso mi compañía y que a mí me ha encantado», explica Bosch, un treintañero que desde que abandonó su Argentina natal hace cinco años ha trabajado en publicidad en Portugal y en España. Visitó a más de veinte tatuadores de Madrid, pero todos le decían que era prácticamente imposible reproducir el código, también conocido como «bidi», una suerte de etiqueta cuadrada llena de vueltas y revueltas en ángulo recto que aparece en muy distintos soportes, desde un billete de avión a una revista, para proporcionar información adicional al consumidor.