Corinna tiene un apellido imposible, pero de tanto nombrarla estos días los españoles vamos a acabar repitiéndolo sin atisbo de dudas. Corinna pasó en unos días -safari y lesión africana del Rey por medio- de ser considerada amiga a una supuesta amante. La mujer va camino de convertirse en una «celebrity», y todo apunta a que a ella no le disgusta. La Casa Real, como es lógico, guarda silencio, pero la «reina» Corinna echa humo en las redes sociales y su cara ha aparecido en toda la prensa europea. Un bochorno, las cosas como son.

Tiene 47 años (no los aparenta), tiene dos hijos (no lo parece), está casada y divorciada tres veces. Sonríe siempre en público, hace negocios con la jet... De Corinna zu Sayn-Wittgenstein dice la prensa alemana (hay que tener cuidado con ella desde «El honor perdido de Katharina Blum») que ha acompañado a don Juan Carlos en al menos tres viajes oficiales. La fotografía del «Bild» tomada en Stuttgart en 2006 con la chica pisando la alfombra roja a tres metros del Rey ha dado la vuelta al mundo.

No se sabe si el «no volverá a ocurrir» prometido por don Juan Carlos a la salida de la clínica donde fue operado de su rotura de cadera incluye a esta rubia que tiene casa (que ya les adelanto que no es de protección oficial) en El Pardo madrileño, paraje de honda tradición de poder. Si el abuelo levantara la cabeza...

No es descartable que la polémica, con arrepentimiento real incluido, vaya a acabar con Corinna como acabó el Rey con el elefante. Corinna pasa por ser la organizadora de los safaris de lujo. Su presencia en Botsuana podía ser incluso lógica. Pero también se la vio junto al Rey en un reciente viaje a Arabia Saudita, donde no hay elefantes ni se organizan carnicerías.

Corinna tiene madre alemana y padre danés, un rico empresario, culto y amante del arte. La chica se apellida Larsen, que es un apellido de andar por casa, y se casó muy joven con un británico de apellido Atkins (tampoco mejoró gran cosa). En la cuenta bancaria, sí. Primera hija, primer divorcio. Segundo matrimonio, con el millonario Gert-Rudolf Flick, segundo divorcio, más cuenta corriente y tercer marido: Casimir Zu Sayn- Wittgenstein, cuyos padres acabaron en «shock» traumático ante la nuera que les había caído encima. Por fortuna para ellos, el matrimonio duró cinco años y un hijo.

La economía de Corinna salió saneada de su aventura conyugal con el aristócrata británico. Se dice que Corinna y don Juan Carlos se conocen desde al menos 2006, encuentro en Barcelona durante la entrega de los premios «Laureus» del deporte. Hay quien apunta que Corinna ya andaba bien situada por Valencia durante las regatas del 2005 de la Copa América.

Ésta es a grandes rasgos la que dicen es amiga muy amiga pero que muy amiga del Rey de España. Habrá más capítulos del culebrón.