Cada año, el famoso «Baile de la Rosa» elige una temática diferente. ¿La inspiración de este año? Londres en los años sesenta. En una celebración muy colorida, llena de luces de colores y sobretodo mucha música, los príncipes de Mónaco acudieron al evento, celebrado en el «Sporting Club» de Montecarlo.

El príncipe Alberto, siempre tan bien rodeado, llegó con su sobrina, la princesa Carlota. Charlene, muy discreta, como siempre, eligió para el evento un vestido en dos tonos, negro y beige, y un recogido muy de los años sesenta.

Por otro lado, la princesa Carolina, muy sonriente, al más puro estilo «rock & roll», fue de negro, con un vestido en dos piezas e incrustaciones metálicas. Pero si alguien puede eclipsar a la hija de Rainiero y Grace, ésa es su hija y heredera de su elegancia, Carlota Casiraghi. Haciendo gala de su estilo lleno de personalidad, fue con un diseño de corte sirena azul y muy vaporoso.

Después de la cena, el evento contó con la actuación del ex novio de Kate Moss, Pete Doherty, que cantó varias canciones. También actuaron Miles Kane, Imelda May y The Hype. Nadie se quedó sin bailar. Los hijos varones de Carolina, los príncipes Andrea y Pierre, acudieron con sus respectivas parejas, Tatiana Santo Domingo y Beatriz Borromeo. Sin embargo, la princesa Carlota, que cortó con su novio de toda la vida, Alex Deliah, y que ha comenzado un nuevo romance con Gad Elmaleh, no quiso que la acompañara.

Del coste de la entrada de los asistentes se logró reunir 350.000 euros, que irán a la Fundación Princesa Grace de Mónaco, creada en 1964 por la princesa Grace, informa «Europa Press.es».

Como ocurre año tras año, la fiesta fue el objetivo «rosa» del mundo, donde los focos apuntan cada temporada y donde se ven los modelitos de la gente guapa de Europa y de otros países del mundo. Pero, sobremanera, donde salen a relucir los dueños de las grandes fortunas del plantea, que, al fin y al cabo, son los que dejan su sello con cifras mareantes.