Cientos de miles de personas asistieron ayer en la localidad mexicana de Silao, a la misa que del Papa Benedicto XVI con la asistencia de 250 cardenales y obispos, los presidentes de las 22 conferencias episcopales de América Latina y del Caribe y tres mil sacerdotes. El obispo de Roma recorrió el recinto en el «papamóvil», en medio de los aplausos, vivas y cánticos de los presentes, muchos de los cuales lo esperaban en el Parque del Bicentenario desde ayer, para garantizar un buen sitio, soportando estoicamente el calor. Al Papa le fue entregado un sombrero charro mexicano, que no dudó en colocarse. Benedicto XVI pidió a los cristianos que resistan a la tentación de una fe «superficial y rutinaria».