Por la mañana, Javier Bardem había mostrado el lunes su lado más combativo durante la presentación a la prensa madrileña de «Skyfall», en la que encarna al villano que se enfrenta a James Bond. «Los villanos de hoy son los que rescatan a los bancos en vez de a las personas», dijo. Por la noche, pasó de las palabras a los hechos y no dudó en saltarse el protocolo del «photocall» previo a la première de la película para posar con trabajadores amenazados por un ERE del teatro Real, donde se proyectó la película.

Algunos de los invitados, entre los que estaban Pilar Bardem, o los actores Juan Diego Botto y Sergio Peris-Mencheta, apoyaron también la reivindicación y posaron junto a sus pancartas mientras pasaban por el «photocall». En él, tanto Bardem, como sus compañeros de reparto, Daniel Craig y una de las chicas Bond, la británica Naomi Harris, se mostraron simpáticos sobre la alfombra en la que se aglomeraban los «fans» a la espera de un autógrafo, y donde también se puso ver al director del filme, Sam Mendes.

Daniel Craig llevaba un elegante traje de chaqueta, camisa y corbata en gris marengo, y Bardem optó por un traje gris, combinado con una camisa azul tenue, sin corbata.

La modelo Clara Alonso brilló con un vestido negro de encaje combinado con fina lencería. Kira Miró posó con un simple vestido negro combinado con encaje en los hombros. Junto a ella, la elegancia de Eugenia Osborne, que posó junto a su marido Juan Melgarejo, dio una lección de estilo enfundándose en un vestido de paillettes negro. También destacó la reaparición de Ana de Armas con un diseño de lo más arriesgado que combinaba trasparencias y aplicaciones de cristales. Tony Acosta demostró su elegancia vistiendo un diseño negro de satén combinado con un chaleco de pelo.

Por otro lado, Javier Bardem recibirá su estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood en una ceremonia que tendrá lugar el próximo 8 de noviembre, apenas un año y medio después de que su esposa, la actriz Penélope Cruz, consiguiera la suya.

El nombre de Bardem quedará inmortalizado en el suelo de esa conocida avenida angelina con la estrella número 2.484 que se instalará a las puertas del icónico teatro El Capitán, donde está la de Cruz.

Una de las obras maestras de Miguel Ángel, los frescos de la Capilla Sixtina en los Museos Vaticanos, puede ser cerrada al torrente de turistas que la visitan a diario y a cambio establecer un número determinado de personas para preservar el ingente patrimonio artístico. Así lo advirtió el director de los Museos Vaticanos, Antonio Paolucci. «Si no se interviene de inmediato con la instalación de un nuevo sistema de climatización habrá que rebajar el número de visitas para no dañar el patrimonio», refirió. La conmemoración de los 500 años ha animado la polémica que Paolucci negaba el pasado septiembre. Es ahora cuando señala como preocupantes elementos como el polvo, la presión antrópica, el anhídrido carbónico, cambios climáticos que constituyen elementos nocivos que cada visitante trae consigo y minan el microclima de la Capilla Sixtina.