Gijón, Pablo TUÑÓN

Asturias ha engordado dos «michelines». Los restaurantes de Gijón El Puerto, a las órdenes de Gonzalo Pañeda y Antonio Pérez, y Alejandro García Urrutia, con el local del mismo nombre, se incorporan, con una estrella cada uno, al firmamento de la popular guía francesa Michelin. Pañeda vuelve a brillar después de que el año pasado, tras el cambio de La Solana por el actual, se quedara fuera del menú. Urrutia ya conoce los sabores del éxito y en su momento disfrutó de una estrella con Paladares y otra con Gallery Art&Food.

Que la sensación no fuese nueva para ellos no fue óbice para la explosión de júbilo. «En mi caso todas las veces me ha cogido por sorpresa», señalaba Urrutia, copa de cava en mano. La felicidad se desbordaba en su local de la plaza San Miguel. «Se lo dedico primero al equipo que ayudó a que esto fuera realidad y, en segundo lugar, a mi clientela, que en el día a día disfruta de lo que hacemos», proclamaba. Para Gonzalo Pañeda, sin embargo, el prestigioso reconocimiento no fue tan sorprendente. «Es pretencioso decir que lo esperábamos, pero es un poco verdad. Me pilló más por sorpresa la primera vez. Aun así, todo el mundo me está llamando», contaba el cocinero de El Puerto. «¿La fórmula? Es que te guste mucho el oficio, saber que queda siempre algo que aprender y, sobre todo, el amor a la cocina y mucho trabajo», añadía.

Ambos dan gran importancia al componente de recompensa que tiene el galardón. «Aunque sea bueno para el turismo y la imagen, el principal significado que tiene la estrella es que es un reconocimiento a una labor durante todo un año», explicaba Urrutia. Pañeda incluso ya tiene ganas de más. «Iremos a por la segunda y, después, a por la tercera», decía eufórico.

Las buenas noticias para la cocina astur no llegaron sólo por el frente gijonés. Se mantienen las dos estrellas que Nacho Manzano hornea en Casa Marcial, en La Salgar, y también conservan la suya Pedro y Marcos Morán en Casa Gerardo (Prendes); José Antonio Campoviejo, en El Corral del Indianu de Arriondas, e Isaac Loya, en el Real Balneario de Salinas.

En el resto de fogones nacionales, Quique Dacosta, en Denia (Alicante), y Eneko Atxa, de Azurmendi (Larrabetzu, Vizcaya).

Así, la lista de triestrellados españoles, que ya son siete, se completa con Juan Mari Arzak (Arzak, San Sebastián), Martín Berasategui en su «Casa madre» de Lasarte (Guipúzcoa), Carme Ruscalleda (Sant Pau en San Pol de Mar, Barcelona), Pedro Subijana (Akelarre, San Sebastián) y Joan Roca (Celler de Joan Roca, Girona). Se adjudican dos nuevas estrellas al chef catalán Paco Pérez en la Enoteca (Barcelona) -que se suman a las dos que mantiene en Miramar (Llançà, Girona)- y a Carme Ruscalleda y Raúl Balam (Moments, Barcelona).

Por tanto, España cuenta de nuevo con 17 restaurantes con dos estrellas Michelin al mantenerlas Can Fabes (Sant Celoni, Barcelona) de Xavier Pellicer, Andoni Luis Aduriz (Mugaritz, Rentería) y Jordi Cruz (ABaC, Barcelona). También Diego Guerrero (Club Allard, Madrid), David Muñoz (Diverxo, Madrid), Paco Pérez (Miramar en Llançà, Girona), Ramón Freixa (del restaurante madrileño con su nombre), Dani García (Calima en Marbella), Óscar Velasco (Santceloni, Madrid), Paco Roncero (La Terraza del Casino, Madrid), Sergi Arola (Madrid), Lasarte (Barcelona), Atrio (Cáceres) y Les Cols de Olot.

Madrid se mantiene como la ciudad con más locales con dos «macarrones», como se conocen en el argot gastronómico estos galardones. Consiguen su primera estrella Les Magnòlies (Arbúcies, Girona), los barceloneses Dos Palillos, Nectari y Koy Shunka; Lluerna (Santa Coloma de Gramanet, Barcelona), Mina (Bilbao), Ars Natura (Cuenca), Culler de Pau (O Grove, Pontevedra) y Kabuki (Guía de Isora, Santa Cruz de Tenerife). Junto a José Carlos García (Málaga), Els Brancs (Roses, Girona), Chirón (Valdemoro, Madrid), Ricard Camarena (Valencia), La Prensa (Zaragoza) y, en Portugal, Belcanto (Lisboa). Pierden su única distinción Evo (L'Hospitalet de Lobregat, Barcelona), Tristán (Portals Nous, Mallorca), Alejandro (Roquetas del Mar, Almería), Santo (Sevilla), Los Avellanos (Torrelavega, Cantabria), y los valencianos Arrop, Ca'Sento y Torrijos, mientras que en Portugal se quedan sin ella Arcadas (Coimbra) y Tavares (Lisboa).