Un grupo de investigadores de biomecánica quiere que los exoesqueletos, o esqueletos robóticos, permitan que los lesionados medulares puedan caminar con ayuda de estos artilugios de manera más natural, y, por ello, han iniciado un proyecto para que estos dispositivos se adapten a sus necesidades.

Los investigadores coinciden en señalar que los actuales dispositivos robóticos destinados a la locomoción humana todavía no ofrecen mucha capacidad de adaptación al paciente ni la flexibilidad necesaria para los usuarios. Y para mejorar esta adaptación y que sea el exoesqueleto el que se adapte a las necesidades de los pacientes, en vez de al contrario, se ha constituido un consorcio que reúne a ocho socios de cinco países diferentes (España, Bélgica, Italia, Islandia y Japón), que desarrollarán durante tres años el proyecto "BioMot", en el que participa el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo.

El proyecto "BioMot" se realiza gracias al apoyo financiero del programa TIC dentro del séptimo programa marco para la Investigación de la Comisión Europea. Juan Moreno, investigador del grupo de Bioingeniería del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), explica que el objetivo del proyecto es mejorar la autonomía de los dispositivos, ya que éstos "todavía son muy rígidos desde el punto de vista del control y lo que se quiere es que haya una interacción más natural con los usuarios".

Así, con la incorporación de sistemas de inteligencia artificial, se pretende que los exoesqueletos sean capaces de anticipar la intención del usuario y ser más flexibles, para que el paciente no se tenga que adaptar al sistema, sino al contrario. "Es darle la vuelta al enfoque actual de los exoesqueletos", resume Moreno.

Con los actuales modelos de exoesqueleto, el lesionado medular puede utilizar estos aparatos para que le ayuden a caminar, pero tiene que adaptarse "al ritmo" del aparato. El nuevo proyecto pretende que el esqueleto robótico sea capaz de calcular la velocidad de la marcha o si el paciente quiere subir un escalón, por ejemplo. Se tratará de exoesqueletos totalmente personalizados, adaptados a las características del paciente -su talla, su peso y los requisitos individuales en cuanto a la necesidad de soporte en la marcha-, ya que cada uno tiene una "capacidad residual" para caminar distinta. Por ejemplo, mientras algunos tienen control sobre las caderas, otros no.

"Pretendemos con el proyecto hacer que la combinación de la capacidad residual que tenga el lesionado medular con la capacidad que aporta el exoesqueleto resulte en una marcha armónica", indica el director del grupo de Bioingeniería del CSIC, José Luis Pons.

Para lograr este objetivo, se estudian aspectos como la compatibilidad biomecánica del exoesqueleto con la anatomía del paciente, cuestiones de aprendizaje de la interacción que se establece entre el lesionado medular y el exoesqueleto y el aprendizaje del proceso de la marcha en sí. El investigador de la unidad biomecánica del Hospital Nacional de Parapléjicos Antonio José del Ama señala que, por el momento, estos dispositivos están en fase de investigación, aunque se espera, al finalizar este proyecto, disponer de algún prototipo que pueda ser lanzado al mercado.