Juró por activa y por pasiva la líder el PP en Cataluña, Alicia Sánchez-Camacho, que su hijo Manuel, de 7 años, era fruto de la inseminación artificial. Inseminación sí, pero artificial más bien no. O al menos esto es lo que parece. El padre de la criatura es el que fuera efímero ministro de Trabajo (tan sólo trece meses) con José María Aznar el impenetrable, y hoy editor mimado por la Junta de Andalucía, Manuel Pimentel.

Se conocieron en el Ministerio (él, ministro; ella, directora general del Instituto Nacional de Seguridad en el Trabajo). Pimentel estaba casado y tenía una hija, lo que no fue problema para que iniciaran una relación que acabó en embarazo en 2005. Así que entre la versión de la inseminación artificial y la de las relaciones extramatrimoniales, Alicia, tan defensora de la familia tradicional, se quedó con la primera, que sin duda despertó mucho menos ruido mediático.

El asunto tiene su morbo, y por eso las redes sociales pegaron un subidón, con comentarios de todo tipo. Ni Sánchez-Camacho ni Pimentel han hecho declaraciones al respecto. Hicieron bien.

Parece ser que Pimentel mantuvo contacto diario con madre e hijo a lo largo de todos estos años y que las relaciones entre ambos progenitores son cariñosas y fluidas. Ahora, padre y madre deciden poner las cartas sobre la mesa y regularizar la situación, aunque tengan vidas separadas y destinos más bien dispares. Pimentel, alejado de la política y haciendo negocio en el mundo de la cultura, y Alicia Sánchez-Camacho, tratando de flotar en este piélago de calamidades que es la política catalana. Entre la mareona nacionalista, la imposibilidad del PP para escalar posiciones electorales y el turbio asunto del espionaje con la agencia Método 3 tiene de qué preocuparse.

La exclusiva la dio un periódico nacional, y fuentes cercanas a los periodistas que la destaparon aseguran que la noticia contó con el visto bueno de al menos una de las partes.

Alicia Sánchez-Camacho y Manuel Pimentel están en la actualidad divorciados de sus respectivas parejas. La líder de los populares catalanes se había sometido durante años a un tratamiento de fertilidad en uno de los centros más reconocidos de España, en Barcelona.

Sánchez-Camacho se ha mostrado repetidamente en contra del matrimonio homosexual y la adopción de hijos por parejas del mismo sexo.