Javier Prieto, experto asturiano en redes sociales, llama la atención sobre el hecho de que "todo exceso de información está sometido a un exceso de ruido e induce a potenciales fallos".

De ahí que "toda esta información no contrastada permite que fluya muy rápido y de manera sesgada, pero internet también se automodera, porque a un clic está la verdad y también a un clic quien miente. En esa automoderación los usuarios son juez y parte, escritores, voyeurs y jueces. La verdad siempre sale, aunque es cierto eso de "miente, que algo queda"".

¿Cómo librarnos de ese peligro? Prieto da una pista esencial: "Buscar las fuentes fiables. Hay también sistemas de calificación, rankings de líderes de influencia, redactores fiables... Importa mucho la persona que está detrás, o la empresa, la marca personal".

Al mismo tiempo, "tiene que haber también una responsabilidad personal cuando llega una información: detectar si es un "hoax" (falsa noticia), si me lo creo o no o directamente lo difundo".

Internet tiene lo bueno y lo malo también para las empresas, "por eso hay cada vez una mayor demanda de expertos que monitorizan la red, hacen escuchas activas de marcas y productos". ¿Cómo filtrar? "No se debería coartar la libertad de expresión, eso nos va a condicionar, es censura previa. Cabe la moderación a posteriori, actuando ante acusaciones de interferencia o por vía judicial. Recientemente, por ejemplo, un blog fue multado por no retirar insultos que aparecían en un foro".

Prieto tiene claro que "si coartamos o moderamos con censura perderemos muchas de las cosas buenas de internet. Es cierto que a posteriori muchas cosas se cuelan, noticias falsas, e incluso alguna puede afectar al devenir económico, pero la verdad aparece al final".

En definitiva, "hay que educar el olfato y el sentido común, conocer las fuentes, ejercer responsabilidad ante la intoxicación".