La Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano (FNPI), fundada por Gabriel García Márquez en Cartagena de Indias, en 1994, un referente para todos los periodistas de América Latina, abrió el pasado jueves, día de la muerte del autor de "Cien años de soledad", su página web a los lectores y admiradores de la vida y la obra del periodista y escritor. Desde entonces son miles las personas que han querido dejar su mensaje a un escritor que las hizo amar la literatura o el periodismo.

Jaime Abello Banfi, director general de la Fundación, con orígenes familiares en el occidente de Asturias -"¿Quién no conoce a un asturiano? Toda América está llena", decía García Márquez- colgó en la web un texto titulado "Gracias, maestro Gabo". Las dos primeras son las palabras que más se repiten en los textos de los lectores.

"Nuestro querido Gabriel García Márquez se ha ido físicamente, pero permanecerá vivo entre nosotros a través de sus ideas, sus textos, su memoria en millones de personas que lo amamos en todo el mundo y el legado representado en el trabajo de sus fundaciones y escuelas de periodismo y cine". Y añade: "Nos deja su fuerza. Asumimos con seriedad y entusiasmo, de la mano de nuestros maestros y aliados, la responsabilidad de que cada día más periodistas de Iberoamérica puedan conocer sus ideas, estudiarlas, aplicarlas e incluso cuestionarlas, pero siempre con la convicción de que éste es un oficio de carpinteros, que se aprende y se perfecciona con la práctica, escuchando a la gente y despertando los sentidos para ver lo que nadie más ve, para que las sociedades se informen mejor".

La FNPI no es una institución académica, su objetivo es la formación periodística para construir sociedades mejor informadas. Más de 8.000 periodistas han pasado por sus talleres y seminarios.

Gabriel García Márquez será despedido hoy en México y mañana, en Colombia, países entre los que dividió su vida y que se repartirán también sus cenizas.

El Nobel de Literatura tendrá su gran despedida a las cuatro de la tarde (hora local) en el Palacio de Bellas Artes de México DF, en un acto oficial que estará encabezado por los presidentes de Colombia, Juan Manuel Santos, y México, Enrique Peña Nieto.

El embajador de Colombia en México, José Gabriel Ortiz, ha restado importancia al hecho de que García Márquez vaya a ser despedido en el país norteamericano y no en Colombia, donde nació. "La familia sólo ha aceptado el homenaje que México quiere ofrecer a Gabo. Quiere estar en total intimidad durante estos días de Semana Santa, con sus amigos más cercanos", indicó el jefe de la sede diplomática.

Ortiz considera que es normal porque "en México se siente como la muerte de (el también premio Nobel de Literatura) Octavio Paz". "Es impresionante. A veces sentía celos, porque me toca recordar a los mexicanos que Gabo era colombiano", apuntó.

Aunque en un principio éste iba a ser el único homenaje oficial a García Márquez, la ministra de Cultura de Colombia, Mariana Garcés, anunció ayer que mañana se celebrará una "ceremonia solemne" en la catedral primada de Bogotá, presidida por Santos, en la que la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia, bajo la dirección del maestro José Luis Domínguez, interpretará el "Réquiem" de Mozart.

También llegó el expresidente mexicano Carlos Salinas de Gortari para darle el pésame a la viuda del premio nobel, Mercedes Barcha, y aprovechó para recordar la relación que había tenido con García Márquez y destacar su personalidad.

"Era fiel a sus principios y leal a sus amigos", afirmó Salinas, gobernante de México entre 1988 y 1994, que llegó a pedir la ayuda de Gabo para poner en contacto al presidente cubano Fidel Castro y al estadounidense Bill Clinton en agosto de 1994.

"Tenía la cualidad de buscar la concordia", dijo Salinas al recordar el papel que tuvo García Márquez en ese momento, cuando surgió la llamada "crisis de los balseros".

"Gabo era una gente que siempre tenía la cualidad de sumar. No es que se acercara al poder, es que el poder se acercaba a él", agregó Salinas.

También recordó al autor la cantante peruano-mexicana Tania Libertad, que formaba parte del grupo íntimo de amigos de premio Nobel y de su esposa, a los que llamaban "los Gabos".

"Era muy ocurrente, tenía una gran chispa y siempre te respondía con cosas muy simpáticas que nos hacían reír", dijo a "Efe" Tanía Libertad, quien en los últimos días ha estado acompañando a la viuda del escritor.