"La moda en el siglo XXI ha muerto". Así de dura es la opinión de la periodista Margarita Rivière (Barcelona, 1944). La escritora catalana ha reeditado uno de sus históricos libros, Diccionario de la moda, un delicado y profundo análisis de la moda del siglo XX.

-¿Cómo ve el estilo de la Princesa Letizia y su evolución estilística desde el enlace real?

-A mí me gustaría verla menos formal, con tejanos y como va cotidianamente la gente de su edad, sin tanta peluquería; pero entiendo que, por su función pública, deba presentar una apariencia más convencional: trajes de chaqueta y algún perifollo para la noche o gala. Me gusta que vaya a menudo de firmas de confección españolas, como cualquiera, y no me han gustado algunas cosas como llevar leggins en algún acto oficial. Aunque entiendo que le guste llevar tacones muy altos y que en la Familia Real todos son altos y parece que le cuesta bajarse de los 8 o 10 centímetros. Seguramente con el tiempo la veremos menos encorsetada en su función de Princesa de Asturias y más natural. En estos diez años ha tenido que adaptarse a ser objeto de todas las miradas y críticas; eso no es fácil ni para alguien acostumbrado a salir por televisión. Creo que ha hecho un papel muy digno, la verdad, su ropa también ha creado escuela.

-¿Cómo es su estilo en comparación con otras princesas?

-Parece haber un "código" según el cual todas se parecen. Como, además, muchas de las princesas europeas (desde Máxima de Holanda hasta la consorte de Dinamarca) son plebeyas, necesitan compartir estas convenciones vestimentarias, que, según la tradición y las revistas del corazón, son propias de la gente de su rango.

-¿Qué le parece el vestuario de nuestras políticas?

-No me gusta mirar sólo a las mujeres (los políticos cuidan mucho su aspecto: el culto a la imagen rige para todos), pero, vamos a ello. Evidentemente, no es lo mismo pensar en Cristina Almeida que en María Dolores de Cospedal; pero sí que creo que esta última podría ser equivalente a Rosa Díez (que ha moderado sus excentricidades anteriores en materia de moda), Magdalena Álvarez e incluso Elena Salgado. La que pareció ser una notable "fashion victim" fue la exvicepresidenta María Teresa Fernández de la Vega. En cambio, Soraya Sáenz de Santamaría va a la suya, siempre con pantalones negros, tacones y blusas anchas, a veces con chaqueta "de ministra" como complemento a un look muy personal. Otras políticas suelen ir de "ministras" , véase Fátima Báñez, Ana Pastor y Carme Chacón, y también Soraya Rodríguez, que no es ministra todavía.

-¿Cuáles son las diferencias básicas entre la moda siglo del siglo XX y la del XXI?

-El siglo XXI es un exceso sobre los excesos ya existentes en el XX. El traje es un producto que se vende más barato, más caro (lujo) y mayores cantidades: se amplía el público, que ya es global. Hay propuestas todos los días, pero las novedades son sólo recreaciones de lo ya creado en el siglo XX. Todo es "revival", "vintage" con pretensión de novedad. La moda, en realidad ya no existe en las ropas: se lleva todo, de todo.

-¿Se han acabado las ideas y sólo hay copias?

-Algo así: la creatividad existe, pero está diluida en la superproducción de ropa. No hay apenas novedad. La novedad viene, en todo caso por la tecnología textil, no es poco, pero va muy lenta, porque es cara. Ahora hablamos de "vintage", antes fue "retro" o "revival". Inventos para justificar la falta de ideas realmente nuevas y justificar la inspiración en el pasado, que, por lo general es el siglo XX.

-¿Quiénes son los personajes clave en la moda del siglo XX?

-Sin duda, Poirot, que "inventó" el sujetador. Chanel, que trabajó el punto y modernizó muchas cosas. Cardin y Saint Laurent, creadores del "prêt-à-porter". Courrèges y Mary Quant, responsables de la minifalda.

-¿España siempre ha tenido miedo a su producto interior y ha estado cohibida ante los despertares externos?

-Hemos ido siempre con retraso, exportando creadores como Fortuny, Balenciaga, Rabanne y copiando lo de fuera, lo de París en moda femenina, lo de Londres en moda masculina. En 1984 fue la primera vez que el Gobierno de Madrid reaccionó. Antes había habido algunos intentos privados en Barcelona y Galicia por parte de fabricantes textiles y confeccionistas, pero los franceses nos enseñaron que lo de la moda, a menos que se tenga una industria privada muy fuerte, podía ser "política de Estado". Ahora, con la globalización, las cosas son muy diferentes.

-¿Cuáles son las prendas que más revolucionaron el mundo de la moda?

-Los vaqueros y la camiseta de algodón. Ambas prendas, de origen popular. Los vaqueros de los trabajadores americanos y las camisetas se copian de las utilizadas por los soldados del ejército de Estados Unidos. El género de punto, el jersey es otro hito.

-¿La moda espectáculo?

-La moda espectáculo es un fenómeno asociado al de comunicación espectáculo. De momento no cambia, dado que para llamar la atención y ser visto hay que montar un show. Yo creo que son perfectamente compatibles con cualquier desfile "antiguo" y con cualquier artesanía que se precie. Todo vale hoy: hay una gran fragmentación de públicos.

-¿Sigue siendo la moda clave para entender la historia y los movimientos sociales?

-Siempre digo que la moda es una fotografía social. La indumentaria nos habla de la sociedad, de sus costumbres y normas. Es apasionante observarlo así a lo largo de la historia.

-¿Cómo están influyendo las TIC y las redes sociales en el mundo de la moda?

-Los robots cortan y cosen. ¿Se pierde algo tan básico de nuestra civilización como es el coser a mano? Perder habilidades con las manos no me parece recomendable. Los robots tienden a uniformarlo todo: esto va totalmente en contra de lo que se solicita hoy de la moda. De todas formas, todavía hay margen: insisto, vale todo.

-Cuando ve las "fashion weeks" y los "front rows", ¿cree que se están haciendo bien las cosas?

-Las "celebrities" han sido siempre imprescindibles para promover modas. Lo que sucede es que estamos en un mundo en el que el gusto estético es global y las individualidades pueden ser múltiples, pero siempre habrá dos o tres líderes (naturales o inducidos) que marquen los estilos.

-¿Por qué eligió a Antonio Miró como colaborador para este diccionario?

-Somos amigos, lo admiro y lo conozco desde que empezó. Además, nunca había dibujado en público y lo hace muy bien.

-¿Cuál es el objeto de esta reedición?

-El siglo XX tiene las claves de lo que es la moda del siglo XXI. Fue un siglo sumamente creativo e interesante. Un solo ejemplo: las mujeres comenzaron el siglo XX totalmente tapadas y acabaron en "top less". No es poco cambio. Es bueno que se recuerde, además, no quedaba ni un solo ejemplar de las anteriores ediciones en el mercado.

-Tal como está evolucionando la moda, ¿será posible hacer algo similar a esto al término del siglo XXI?

-No soy futuróloga, pero la imaginación y la creatividad humana no tienen límites si se permite que afloren. Ya veremos.

-¿Cómo ve la salud y el futuro de la moda?

-Si finalmente se produce una civilización ultratecnológica, no hará ni falta vestirse. Aun así, el cuerpo necesitará protección: de eso puede ir el futuro. Otra cosa es la estética: todo es posible aún.