Pelayo Blanco (Gijón, 1971) está "emocionado" tras llevarse la I Edición del concurso gijonés "Arcochef", que buscaba al mejor cocinero amateur de la región. Se alzó con el galardón con un plato vanguardista de almejas en el que el cítrico tuvo un papel fundamental. Tras pasar por el colegio Alfonso Camín y el Instituto Nacional de Bachillerato Mixto de Roces, Blanco sacó la oposición a policía nacional y lo siguiente que le tocó fue, como él mismo dice, "conocer España". En la actualidad está destinado en Vigo, anteriormente pasó por Lloret de Mar, Getafe, Tenerife, Irún? Un "cocinitas" gijonés, trotamundos y osado, porque antes del concurso del Arco Atlántico ya había intentado dos veces pasar la selección televisiva de "Masterchef".

-¿Qué significa ganar este premio?

-Conseguir ganar un concurso de cocina en el que el baremo principal es cómo cocinas ya es reconfortante. Luego ganar en Gijón, en mi casa, cocinando en la plaza del Ayuntamiento, en la ciudad de la que soy y a la que quiero, y delante de toda mi familia y mis amigos, fue un momento muy bonito, muy emocionante.

-La final fue al filo de la medianoche ante centenares de personas y en el jurado se encontraban dos grandes expertos con estrella Michelin. ¿Había presión añadida?

-Sí, sobre todo cuando ves a Marcos Morán y a Javier Olleros, que viene de O Grove, y si alguien sabe de almejas es él. Además, tener que hacer un plato de almejas distinto, sin mucho margen de maniobra con los alimentos que te dan y sacarlo ante un jurado que sabe tanto siempre pone un poco los pelos de punta.

-Desvele la receta ganadora.

-Después de una reconversión de la receta, porque no me acababa de aclarar con la cocina de inducción y se me quemó el puerro, hice una vinagreta templada con puerro y tomate pochado, lo desgrasé, le añadí zumo de limón y sal. Por otro lado, incorporé unos corazones de alcachofa bien limpios, para que no haya nada de hoja, que para otros platos está estupenda pero para éste quería algo más sencillo de comer. La almeja la abrí con un golpe muy fuerte de vapor para que no se enmascarase el olor y que el jurado pudiera disfrutar de la potencia del sabor que tiene. El emplatado fue también sobre la marcha.

-¿Improvisación o ya había manejado esa receta?

-Improvisación al 200%. En la caja que nos dio el supermercado los productos venían muy trazados, todos muy tradicionales, y como me quería salir de esa vía típica tuve que pensar cómo convertir todo eso en algo más moderno. Al final decidí que el cítrico iba a marcar la receta para que ésta fuera más templada.

-¿Cómo compaginó "Arcochef" con su trabajo en Vigo?

-Con muchas facilidades por parte de la Comisaría porque no me pusieron nunca el más mínimo problema si necesitaba coger el día para venir a concursar. Luego, claro, a base de kilómetros.

-¿Cómo pasa un aficionado de la cocina tradicional a una más vanguardista?

-Cuando empecé a vivir solo me ayudó mucho que cayera delante de mis ojos "Canal Cocina". Empezar a conocer nuevas técnicas de grandes chefs me abrió los ojos a una nueva cocina. Nunca sigo una receta. Virtud o defecto, siempre voy por libre.

-¿Tiene algún plato estrella?

-Depende del comensal, va por gustos. Con la terrina de foie disfruto un montón porque se emplean varias técnicas y tiene cierta complejidad. Cuando un plato requiere distintas elaboraciones y que todas se integren bien gratifica mucho. En general, disfruto con el pescado. Me fijo mucho en los cortes limpios, me gusta el manejo de los cuchillos.

-¿Ve diferencias entre "Arcochef" y las versiones televisivas?

-Sí, la primera más evidente es que salvo en el casting, en "Arcochef" se pasa ronda según sepas cocinar. En "Masterchef" hasta que prácticamente quedan 50 seleccionados de 9.000 aspirantes no cocinas, es sólo emplatar. Creo que se desvirtúa el concurso. Aquí en todo momento se veía que el objetivo era buscar a alguien que cocinase bien, que disfrutase y que tuviera conocimiento, no buscaban alejarse de eso.

-¿Pasó momentos duros en el concurso?

-El más duro sin duda fue cuando se me quemó el puerro en mitad de la final. Quedaban 16 minutos para crear un plato reconstruyendo lo que tenía y había que venirse arriba otra vez. Durante treinta segundos pensé "esto está liquidado". Pero bueno, soy un tío tranquilo, respiré hondo, confié en mí mismo y algo iba a sacar, aunque fueran las almejas con limón. Traté de acompañarlo con algo que estuviera más rico y estoy bastante contento con cómo me rehice de ese momento.