Fergie paseó ayer su esbelta y británica figura por Villaviciosa, sorprendiendo a propios y extraños, y encantando a todos con su simpatía y afabilidad. Además, se hizo entender porque la duquesa de York (55 años) no dudó en practicar su castellano, eso sí, con acento inglés. Ayer, se desveló el misterio de su visita a la región, que ya había sorprendido a quienes coincidieron con ella a su llegada al aeropuerto de Santiago del Monte, el viernes por la noche, tal como informó LA NUEVA ESPAÑA. Sarah Ferguson venía a visitar a una amiga que reside en Villaviciosa y a pasar un fin de semana de relax, en una región que, según quienes hablaron ayer con ella, la ha dejado "encantada".

Su presencia en la Villa no pasó ni mucho menos desapercibida. La duquesa comió en la terraza de un céntrico restaurante maliayés, El Manquín, donde se encontró con un grupo de amigos. La agradable sorpresa de tener como vecina de mesa a la duquesa de York se incrementó para muchos cuando ella accedió a fotografiarse y charlar con buena parte de los presentes, tanto mayores como niños. Entre ellos, Laura Jiménez Arce, miembro de la junta local del Partido Popular.

Fergie no se olvidó de llevar el bolso con el que causó sensación en Cannes, en el que luce impresa una fotografía de sus dos hijas, las princesas Beatriz y Eugenia, de las que se considera "orgullosa madre", tal como dice en su cuenta de Twitter. En las redes sociales también se presenta a sí misma como "autora, productora y defensora de las mujeres y los niños en todos los lugares". De hecho, ha tenido un éxito enorme con varios libros para niños.

"Estuvo majísima, estupenda. Disfrutó mucho de su visita a Villaviciosa", aseguró una de las propietarias de El Manquín. "Un encanto, estuvo muy afable y muy simpática. Quedó encantada con Villaviciosa y Asturias", aseguró, por su parte, Laura Jiménez, que no quiso desvelar más detalles ni circunstancias de la visita de la duquesa a la región. Sarah Ferguson no es una extraña en España, ya que viaja aquí muy a menudo.

Si algo sorprendió ayer fue la delgadez de la duquesa, a la que con cierta crueldad se le ha echado en cara en alguna ocasión su sobrepeso. Las últimas apariciones de Sarah Ferguson en las revistas del corazón fueron para dar cuenta de sus actividades deportivas en Suiza. A la duquesa le encanta el esquí y también la práctica del golf. Sin embargo, no se dejó ver ayer por ninguno de los campos asturianos.

La jornada de ayer tenía su miga. Y es que fue un 30 de mayo de hace 19 años cuando Sarah Ferguson se divorció de su marido, el príncipe Andrés, sexto en la sucesión al trono británico, iniciando una vida más libre, con un perfil mediático más bajo, aunque eso no ha evitado que se haya visto mezclada en algunos escándalos. Y es que Sarah, a la que popularmente se bautizó con el sobrenombre de "Fergie", ha sido objeto de estrecha atención por parte de la despiadada prensa amarilla británica, con justa fama de despedazar a quienes tienen la desgracia de caer bajo su foco.

También ha tenido algún problema legal, como cuando fue investigada por tráfico de influencias (se dijo que cobraba dinero por dar acceso a su exmarido) o juzgada por filmar en orfanatos turcos. Pero Fergie demostró cierta gallardía cuando salió en defensa del príncipe Andrés cuando fue relacionado con un sucio escándalo sexual en Florida. Y es que el divorcio fue amistoso, y aunque no fue invitada al enlace del duque y la duquesa de Cambridge, Sarah Ferguson ha sido citada en diferentes ocasiones a actos de la familia real británica, aunque ya no pertenezca oficialmente a ella.

Por ahora, poco más se sabe de la estancia de la duquesa en Asturias, puesto que se guarda el secreto incluso sobre el lugar en el que se ha alojado (posiblemente en un hotel de cinco estrellas de Villaviciosa), el hombre de mediana edad con el que llegó a la región o la fecha de su partida.