Tiene dos años y medio, pelaje negro y rojo fuego y unas medidas casi perfectas. "Goango Black Hip Hip Hoorray", "Maripili" para sus propietarios, es una perra gijonesa de raza setter escocés "gordon" y acaba de proclamarse campeona del mundo en su raza, en el certamen celebrado el pasado fin de semana en Milán.

Criada por Julia Bango, hija del desaparecido hostelero "Vitorón", "Maripili" está haciendo historia en su corta vida. No en vano ya ha sido campeona de España y se ha hecho con numerosos galardones nacionales e internacionales. "Tiene muy buena genética", explica Julia Bango, quien la adquirió a una criadora de Finlandia "porque era muy activa y allí los crían dentro de casa por los rigores del clima; la trajimos a nuestra finca de Carreño y aquí está encantada". Es hija de un campeón australiano, y con su pelo brillante y su acomodación al estandar morfológico ha conquistado al juez encargado de puntuarla en Milán, "un sueco muy exigente".

El animal se alzó con el primer premio en su categoría en una competición que reunió a 29.000 perros de todas las razas y procedentes de todo el mundo, desde Japón a Estados Unidos pasando por China, Australia y toda Europa. Para ello tuvo que viajar en avión desde Asturias, en un viaje con una escala, que finalizó con un paseo por la peculiar alfombra roja canina, convenientemente peinada y cepillada. Y arrasó.

Así que sus propietarios no pueden estar más contentos, porque, además, "es muy joven y nos va a dar muchas alegrías", a la espera, dentro de unos años, de poder cruzarla con un ejemplar australiano para perpetuar la buena raza. Porque en la base del trabajo de Paula Bango está "la búsqueda de la calidad y el cuidado, tanto para los perros como para buscar al comprador ideal", asegura.

En su finca del valle de Carreno cuenta en la actualidad con unos 35 ejemplares, en su mayor parte de la raza setter inglés, desde hace más de 25 años. "Lo de los setter golden escoceses lo empecé hace un par de años como capricho", explica la criadora. Y de momento no le ha podido salir mejor.

En el certamen de Milán también compitieron con un macho de la raza inglesa, aunque "sabíamos que no teníamos nada que hacer". El motivo fue mucho más sentimental: "era el perro de mi padre, Vitorón, con el que cazó durante muchos años, que nació en casa y vivió siempre con él. Cuando mi padre enfermó dejó de cazar y se puso muy hermoso, así que lo llevamos a concurso, más que nada como un homenaje". Y aunque no ganara, Vitorón estaría orgulloso.