"Nuestro trabajo es mirar, ver ve todo el mundo", afirma Eloy Alonso, fotoperiodista asturiano que hace unos días cubrió por décima vez consecutiva los Sanfermines. Unas imágenes que recorren los medios más prestigiosos del mundo con la firma de este avilesino.

Desde que el escritor y periodista Ernest Hemingway mitificara la fiesta pamplonesa hace varías décadas, son decenas de miles las personas de todo el mundo que acuden cada año a la capital navarra. "Se intenta vender como la fiesta de la borrachera y el sexo, pero la realidad es que también hay una gran tradición religiosa, hay mucha devoción", asegura Alonso, que desde 2006 cubre para la agencia Reuters la fiesta en honor al patrón de Pamplona. Poco más de una semana en la que la jornada no tiene ni un principio ni un final determinado. "Durante las 24 horas del día hay fotografías para realizar", asegura.

Cuando el sol comienza a aparecer, decenas de fotógrafos se agolpan en sus lugares asignados, desde el Corralillo de Santo Domingo hasta la Plaza de Toros, protegidos tras el vallado y con varias cámaras y dispositivos remotos bajo su control. Los encierros son los minutos más intensos del día. "Es realmente difícil, los toros están delante de mi posición sólo dos o tres segundos". "Por suerte, nunca he fotografiado a un corneado que después muriese", comenta Eloy Alonso. El toro es uno de los elementos más llamativos en cualquier instantánea, con lo que vuelven a tener un gran protagonismo cuando llegan las corridas a última hora de la tarde.

Durante el día toda la gente se echa a la calle, con actividades donde participan hasta los más pequeños. "Se le crea la afición a los niños desde muy pequeños". "Los 'kilikis', que son una especie de cabezudos que aterrorizan a los críos, que además de formar parte de la tradición, son algo muy estético para capturar con la cámara". También los deportes forales, como el levantamiento de piedras o el corte de tronco acompañan la mañana, mientras que por la tarde las peñas son parte del público en la plaza de toros. "Es una forma distinta de ver la corrida: apenas le prestan atención, te ofrecen una perspectiva diferente que fotografiar y te lo pasas en grande con ellos". Al caer la noche, aparece el 'Torico de fuego', "un toro de plástico lleno de serpentinas y pirotecnia, recorre el mismo tramo de la ciudad que los encierros de por la mañana, y deja unas imágenes muy bonitas", explica el asturiano.

Pero sin duda, cuando los jóvenes de medio mundo viajan a Pamplona durante esa semana, lo hacen con la intención de estar de fiesta el mayor tiempo posible. "La gente acaba durmiendo en cualquier lugar: parques, cajeros o incluso entre la basura". "El 'Chupinazo' es una locura, hay muchísimas personas", apunta.

Aglomeraciones en las que no dejan de brotar momentos que merecen ser inmortalizados, en los que la multitud da rienda suelta a la diversión. Fotografías que llenan aún más el enorme álbum del avilesino, y que en los últimos tiempos han suscitado alguna polémica, con denuncias por parte de varias mujeres por agresiones sexuales.

"Es cierto que en estos Sanfermines se ha visto mucho menos que en los años anteriores", y añade "parece que las denuncias y las medidas llevadas a cabo han surtido efecto".

Una fiesta para la que Eloy Alonso seguirá siendo para medio mundo sus ojos y mirada durante más ediciones. "Son muchos años y los temas son parecidos, pero cada foto es distinta de la anterior".

"San Fermín engancha", concluye.