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Rubalcaba, en su paraíso llanisco

"Llevo el mismo bañador y las chanclas de siempre, tendría que volver a nacer para cambiarlos", comenta el que fuera vicepresidente en su playa preferida, Toranda

Alfredo Pérez Rubalcaba, ayer, en la playa de Toranda (Llanes). ramón díaz

"Llevo el mismo bañador y las mismas chanclas de siempre. Tendría que volver a nacer para cambiarlos", señaló ayer con gracia el exvicepresidente del Gobierno español Alfredo Pérez Rubalcaba, quien disfruta desde hace unos días de sus vacaciones en Llanes.

El que fuera candidato socialista a la Moncloa, secretario general del PSOE y líder de la oposición, que regresó a la vida académica hace unos meses, para ocupar su plaza de profesor titular de Química Orgánica en la Universidad Complutense de Madrid, dejó claro que viene a descansar, así que "nada de política".

Rubalcaba permanecerá tres semanas en el concejo llanisco, en una casa de la zona de Posada que comparte con su esposa, Pilar Goya, y otros dos matrimonios. Hombre de costumbres, acude a diario (usualmente a pie) a la playa de Toranda, su preferida, la que considera su "paraíso". Allí se pasa casi todo el día. Come prácticamente a diario en el chiringuito y sólo se ausenta si hay una buena razón; por ejemplo, una partida de mus, disciplina en la que asegura a menudo que es "un maestro", simplemente "el mejor".

El doctor en Química Orgánica, que también fue un destacado velocista en su juventud, admitió ayer dos de sus manías: el bañador y las chanclas. Pero negó otra muy extendida: "No es cierto que coma paella todos los días, de hecho no la como casi nunca", aclaró el cántabro de Solares, que acaba de cumplir 64 años.

Al hilo de la aclaración sobre su relación con la paella, Rubalcaba rememoró su primera visita a la playa de Niembru, hace ya "muchos años", quizá cerca de treinta. "Llovía mucho, muchísimo. Habíamos encargado paella, pero caía tanta agua que no teníamos donde comerla a techo. Entonces, el dueño del chiringuito de la playa nos dijo que lo único que se le ocurría era dejarnos comer la paella dentro de una tienda de campaña que tenía montada cerca del bar. Así lo hicimos, y nos pareció un detalle tan, tan bueno que no hemos dejado de venir a comer aquí desde entonces", relató Rubalcaba.

Rubalcaba, maestro de la ironía, siempre tiene una frase ingeniosa en la cabeza, y casi siempre un titular en la recámara. Ayer apostó abiertamente por el de "Rubalcaba, en su paraíso llanisco", al considerarlo absolutamente veraz. Y al preguntarle un amigo con el que hacía tiempo que no coincidía cómo estaba contestó con sorna: "Nunca peor. Porque peor estarán en Soto del Real", en referencia al centro penitenciario madrileño, en el que están o han estado políticos, banqueros y empresarios como Luis Bárcenas, Miguel Blesa, Francisco Correa, Ángel de Cabos, Pablo Crespo, Francisco Granados, Roberto López Abad o Gerardo Díaz Ferrán.

Los planes de Rubalcaba para las próximas tres semanas son "los de siempre". Televisión si hay deporte (sobre todo, si juega "su" Real Madrid), mus, visitas a su ahijado y a sus amigos celorianos, algún viaje por la comarca, paseos por Posada y Nueva...

El exportavoz del Gobierno asegura que sigue los partidos de la pretemporada del Real Madrid "sin preocupación". Los nervios llegarán el día 23, cuando su equipo se enfrente al Sporting de Gijón. "Es una pena que jueguen ya en la primera jornada, porque me cae muy bien el Sporting", destacó Rubalcaba, que no prevé acudir a El Molinón ese día. Estará posiblemente preparando su regreso a Madrid, aunque aseguró que la decisión final la tomará su esposa. "Yo no tengo que trabajar hasta septiembre", señaló.

Rubalcaba y sus compañeros de vacaciones ayudaron ayer a los empleados del chiringuito de Toranda, atestado de clientes, y, como si fueran camareros, llevaron las bandejas y los platos a su mesa. Y no había paella.

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