Si por algo es conocido Luis Tosar es por sus papeles intensos y dramáticos, pero él asegura que no es eso lo que prefiere. "Si por mi fuese, siempre haría cosas ligeras, mi tendencia es hacer cosas ligeras que no me compliquen mucho la vida", asegura divertido. Y lo dice en Venecia, sonriente y relajado, mientras defiende su último papel, tan duro como suele, el de un director de banco al que amenazan con matar a sus hijos en "El desconocido", única película española en la Mostra, en concreto en la sección independiente Jornadas de los Autores, que ayer inauguró. "Como espectador me gustan las cosas ligeras, no sé por qué hago cosas tan intensas, sinceramente, no sé por qué me meto en tanto berenjenal, no sé si es que me gustan tanto los papeles intensos o que me llaman para hacerlos y entonces los hago". Porque asegura que en la profesión de actor hay algo un tanto incomprensible. "Te metes en proyectos en los que luego no quieres estar, pero al mismo tiempo no pudiste evitar tomar esa decisión, no pudiste evitar caminar hacia ese lado. A veces haces cosas que van en contra de tu voluntad, pero algo interno te pide que vayas hacia ellas".

El personaje de Malamadre, el preso de "Celda 211" por el que consiguió su tercer "Goya", le marcó: "Han pasado muchas cosas desde entonces. Aquella película me marcó un índice de popularidad mucho mayor, fue de alguna manera mi primer éxito, una película por primera vez para público mayoritario, fue un poco poder acceder a otras cosas".