"Como es bien sabido, la historia la escriben los vencedores y los vencedores, con el tiempo, adquieren el poder de obligarnos a creer lo que escribieron, de hacernos olvidar lo que no se escribió y de inducirnos a tener miedo de lo que jamás ocurrió".
Así arranca uno de los libros más esperados por millones de lectores de todo el mundo: El regreso del Catón. O lo que es lo mismo, la vuelta de Matilde Asensi al territorio novelesco que hace ya quince años la convirtió en un imparable suceso editorial con El último Catón, después de dar sobradas muestras de pegada comercial con El Salón de Ámbar.
Los ingredientes son de lo más variado, como corresponde a una intriga de este calibre: la Ruta de la Seda, las alcantarillas de Estambul, Marco Polo, Mongolia y Tierra Santa. El lector se reencuentra con la exmonja paleógrafa Ottavia Salina y su ahora marido, Farag Boswel, metidos en un buen lío para resolver un enigma religioso fascinante. La fórmula sigue igual: aventuras, intrigas e historia desplegadas con un ritmo vertiginoso y un concienzudo empleo de la tensión para mantener al lector enganchado en todo momento con saltos en el tiempo. Del siglo I al XII y al presente y con la situación interna del Vaticano en primer plano y sin olvidarse de la actualidad más brutal con los atentados del Estado Islámico.
Con veinte millones de libros vendidos, Matilde Asensi bien puede considerarse la reina del "best seller" hecho en España. En estos quince años el mundo ha cambiado por completo con la irrupción de internet, lo que ha traído como consecuencia no sólo una evolución del mundo editorial, sino también de los lectores, con una mayor influencia del runrún virtual y una progresiva disminución de la influencia de la crítica tradicional. Fue, precisamente, el eco insistente de sus seguidores en las redes sociales lo que la animó a lanzarse a una nueva aventura de sus personajes. Y que no entraba en sus previsiones. Tomada la decisión, Asensi pasó a la etapa de elegir un argumento a la altura de las expectativas. Y se decidió por uno de indudable tirón: la tumba perdida de Jesucristo.
Detrás de El regreso del Catón hay tres años de trabajo y, sobre todo, una pasión contagiosa por contar historias que sean un imán para los lectores, sus cómplices y confidentes.
