La Reina Letizia afirmó ayer que un manual de estilo periodístico "no obliga, tan sólo reglamenta preferencias de uso", y añadió que no tiene duda de su utilidad porque "unificar criterios" no tiene otro fin "que lograr que la comunicación sea eficaz".

Letizia inauguró el X Seminario Internacional de Lengua y Periodismo, organizado por la Fundación del Español Urgente (Fundéu BBVA) y la Fundación San Millán de la Cogolla, en el que el escritor colombiano Héctor Abad Faciolince pronunció la conferencia inaugural, titulada "En román paladino".

También participaron en la apertura del seminario, que lleva por título "Manuales de estilo en la era de la marca personal", el presidente del Gobierno de La Rioja y presidente de la Fundación San Millán, José Ignacio Ceniceros; el director de la Real Academia Española (RAE) y presidente de la Fundéu BBVA, Darío Villanueva; el consejero ejecutivo de BBVA, José Manuel González-Páramo, y el presidente de la Agencia "Efe", José Antonio Vera.

La Reina afirmó que es el usuario del manual de estilo -periodista o no- quien decide lo que desea aplicar si quiere comunicarse y tener estilo propio. "Unificar criterios no tiene otro fin, por tanto, que lograr que la comunicación sea eficaz. Y normalmente este fin suele coincidir con la corrección lingüística. Digo suele con prudencia porque excepciones habrá", indicó.

La Reina precisó que si se da por bueno un axioma que dice que "el lenguaje refleja el orden con que se piensa", se dará por bueno "el hecho inapelable de que una expresión ordenada y correcta será más efectiva para que nos entiendan. Para que la mayoría nos entienda".

"Y es el lenguaje formal, el que hemos establecido entre todos por convención, el que consigue esto. Que no es el lenguaje de los listos, sino el de todos", afirmó. Lo cual no significa, dijo, un estancamiento del lenguaje, "hecho imposible que cada minuto refutan millones de usuarios, periodistas o no, que dotan a nuestra lengua de vigor inmarcesible con sus pulgares al teclear desde cualquier dispositivo móvil o smartphone". "Lo que cuenta, insisto, es que nos entendamos. El pensamiento crítico, en todo caso, siempre va a exigir reposo, corrección lingüística y profundidad. Para los que os llamáis, u os llaman, nativos digitales, que dicen que son los de menos de 30 años, y para quienes ya dejamos los cuarenta", detalló.

Abad Faciolince defendió la "belleza de la diferencia" y aseguró que "los manuales de estilo no deberían ser de etiqueta lingüística, sino de higiene lingüística, de claridad, porque la lengua es un medio de diálogo y de comprensión mutua".

Un manual de estilo "no es un catecismo de mojigatería idiomática, sino que debería ser como un botiquín de primeros auxilios para la claridad", indicó.

Para el autor colombiano, "más que policías gramaticales, o celadores del lenguaje o inquisidores de la pureza, los manuales de estilo deben ayudar a la sencillez, a la claridad, y no como normas férreas para imponer lo tradicional o excluir la novedad, sino como generosas herramientas de entendimiento y de ayuda mutua". También se refirió a que el español ha logrado mantener la unidad y la compresión entre sus distintas variedades, "todas dignas y hermosas, porque son genuinamente nuestras; y en lo auténtico y en lo genuino nos vamos a entender siempre".

Villanueva repasó los manuales de estilo publicados en español, desde el primer libro de estilo de la Agencia "Efe" en 1976 hasta la actualidad, y los calificó como una herramienta "insustituible", cuyo futuro es el mismo que el futuro de la comunicación.

Ceniceros dijo que el seminario es "un referente para lingüistas, periodistas y escritores".