El futuro es ahora. O al menos, el futuro imaginado por Robert Zemeckis, 26 años atrás, para la célebre saga Regreso al futuro. Porque el 21 de octubre de 2015 (esto es, el próximo miércoles) es precisamente la fecha elegida por Emmett "Doc" Brown (Christopher Lloyd) para que su joven amigo Marty McFly (Michael J. Fox) viaje al futuro, en la segunda entrega de la saga, a fin de salvar a su hijo de la cárcel. Sólo que nuestro presente es muy distinto a aquel futuro soñado por el cineasta y su coguionista, Bob Gale.

La saga, como es de sobra conocido, se centra en los sucesivos viajes en el tiempo de Marty McFly y su amigo "Doc", científico loco de libro, para salvar bien la estabilidad familiar del primero, bien la vida del segundo. En el primer filme, estrenado hace ahora treinta años, McFly viajaba desde su presente en 1985 hasta 1955, donde trataba de salvar el incipiente noviazgo de sus padres al tiempo que advertía a "Doc" de su futuro asesinato.

En la segunda entrega, estrenada en 1989, era "Doc" el que regresaba de 2015, en esa singular máquina del tiempo instalada en un DeLorean, para llevarse con él a Marty, a fin de evitar que el futuro hijo del joven y de su novia Jennifer (Elisabeth Shue) terminase entre rejas.

Quien vea hoy la película, en todo caso, no reconocerá ese supuesto presente que se plasma en la pantalla. Para empezar, en el filme los coches vuelan, recogiendo sus ruedas para un despegue vertical y transitando por el cielo por autovías tan atestadas como la M-30 un día laborable.

Los conductores, no obstante, no se libran ni así de los paneles con anuncios, que en ese 2015 alternativo son flotantes. Lo que sí que se ha acabado es el consumo de gasolina, ya que el DeLorean tuneado de "Doc" Brown funciona con... residuos orgánicos. Sí, con basura, que el entrañable doctor recoge en un cubo de 1985 antes de emprender viaje. No está claro si el DeLorean emite más o menos gases que un Volkswagen.

En lo relativo a la moda, los guionistas también fueron, cuando menos, optimistas. No ya por los extravagantes diseños, dignos de una fantasía Cyberpunk, como por ciertas particularidades. La cazadora de McFly ajusta la talla y tiene autosecado, y sus zapatillas deportivas se atan solas... Aunque este último caso es casi profético, pues Nike ha anunciado su próximo lanzamiento.

Tiburón 19, cuya invasiva publicidad holográfica engulle literalmente al protagonista, aún no se ha estrenado (ni parece que vaya a hacerlo). En nuestra época, en todo caso, la escena sería impensable, ya que los cines han desaparecido del centro de las ciudades. Pero si hay un artículo que los fans desearían que fuese real es, sin duda, el monopatín volador que salva a McFly en un par de ocasiones.

Los guionistas, por contra, no anticiparon un invento imprescindible en nuestro 2015: el teléfono móvil. Claro que es algo perdonable: incluso Deckard, el Blade Runner que caza replicantes en Los Ángeles en 2019, tiene que usar una cabina. Una omisión que no impide que cualquier futuro pasado sea mejor.