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VÍCTOR MANUEL | Cantante, mañana firma su libro de memorias en Oviedo

"Quería ser artista, si pasaba un circo por Mieres quería ser saltimbanqui"

"Ana y yo estamos juntos desde 'Morbo', de Gonzalo Suárez; al rodaje iba a vernos Chus Quirós con una perolona de fabes"

Víctor Manuel, en "50 años no es nada". NACHO OREJAS

Víctor Manuel acaba de llegar de recoger el premio a la "Excelencia musical", galardón a toda una carrera, en los "Grammy Latinos". Distinción que también recibió Ana Belén: "La verdad es que fue un acto muy emotivo. Es tradición que ese acto sea al margen de los premios. Fue muy majo. Y además allí estaban también Gato Barbieri y Pablo Milanés. Muy agradecido a todos, pero sobre todo a los espectadores", dice. Mañana estará en Oviedo (18.30 horas, en El Corte Inglés de Salesas) para firmar su libro "Antes de que sea tarde" ("Memorias descosidas").

-Cincuenta años, ¿mereció la pena?

-Merecieron la pena todos. No sé qué vida podría tener en Mieres, taquillero de Renfe, como mi padre, o vender pollos... He recibido más de lo que había soñado nunca.

-¿Algún momento mágico por encima de los demás?

-Son tantos, siempre te están pasando cosas, grandes o pequeñinas. Tengo la memoria gráfica encajonada. Me pasaron cosas buenas desde la primera vez que actué en el teatro Capitol de Mieres.

-La radio fue clave para que levantara el vuelo artístico.

-No había otra cosa, era radio o radio. Escuchaba música de muy lejos, cantantes extraños que no cantaban bien pero que te emocionaban; acostumbrado a las voces engoladas de aquí. Me di cuenta de que se podía cantar sin cantar bien. En Mieres había una radio para toda la familia. Escuchaba "Discomanía", de Raúl Matas, que al cabo de los años conocí en Chile y me entrevistó. Escuchábamos eso y Radio Asturias y, debajo de las mantas, La Pirenaica. Daba lo mismo extranjeros que a Juanito Valderrama.

-En cuyo homenaje participa ahora.

-Juanito Valderrama era una persona admirable.

-Pues se le dio mucha caña política.

-Se defendió teniendo su pensamiento, pero no se dejó humillar.

-Más de las memorias. Víctor Manuel quería ser artista sí o sí.

-Era un pensamiento un poco inconsciente, pero si pasaba un circo ambulante por Mieres yo quería ser un saltimbanqui. Quería salir, ver otro mundo. Así que fui cantando, escuchando canciones. Y, por cierto, descubrí que se podía componer también, fue para mí todo un descubrimiento.

-¿Era una rareza querer ser artista en aquel entonces?

-No sé, yo era muy callado y no le contaba nada a nadie. Cuando empecé a cantar en el instituto iban a verme mis compañeros al Capitol. Y también cuando cantaba con la orquesta.

-¿Lo del "Morbo"?

-¿Qué morbo?

-Disculpas, me refería a la película.

-Fue la primera donde intervine. Los guionistas eran Juan Cueto y Gonzalo Suárez, que la dirigió. Conocí a Ana en La Coruña, a la par que coincidí con Julio Iglesias, y fue ella la primera que me habló del filme. Rodamos en la Costa Brava varias semanas. Fue a finales de 1961, en Sant Feliu. Tras aquella charla con Ana en La Coruña fui a Barcelona. Un día estaba sentado en la cafetería Treno del hotel Cristal, entró un señor con un bombín y otro más desastrado con un sombrero de cowboy, eran Oriol Regás y Suárez. Se les encendió la luz y me ofrecieron trabajar en la película. El rodaje fue muy divertido. Nos visitaba Chus Quirós y nos llevaba fabada en una perolona.

-¿"Sólo pienso en ti" es especial para usted?

(En el libro cuenta que se inspiró leyendo un reportaje sobre discapacitados en el diario de Córdoba, y cómo, años después, Mary Luz y Antonio fueron desde Cabra con dos cuidadoras a verlos en un concierto. En aquel reportaje se decía que Mary Luz y Antonio al acabar su trabajo paseaban juntos por el jardín: "Algo tengo yo con Cabra porque allí se crió Pedro Garfias", el poeta de "Asturias").

-La canción es de "Soy un corazón tendido al sol", llegaba muy agotado de México, luego pasé un desierto, desaparecí. Hubo un periodo político, pero yo seguí grabando. Cuando salió el disco ya teníamos Constitución, nació David y yo quería estar con David más que en las asambleas del PCE.

-¿Lo de México fue duro?

-Mucho dolor y amargura. Fue una operación de fuerza. Cuando sales de eso te sientes invencible, no me habían hecho tantas putadas nunca.

-¿Y eso que cuenta del pingüino en Riazor?

-Los que son de mi época se acuerdan. Fuimos Ana y yo. Era un sitio que se llamaba Playa Club, pero tras la cristalera había un pingüino que miraba.

-¿Futbolero o jugar al fútbol?

-Sobre todo, practicante; yo no era bueno, era voluntarioso, sobre todo al lado de Tati (Valdés). Ahora aborrezco lo que ronda actualmente al fútbol.

-Hay capítulo para la ceja, el apoyo a Zapatero, eso le costó que le dieran palos.

-Con todo eso lo que se consigue es achantar a los que vienen detrás, escóndete un poquitín. Que alguien se declare de una idea u otra ya no es posible. Eso lo consiguió la derechona.

-Y el abuelo y la abuela siempre presentes.

-Las fotos de ellos en el libro son de "La Gaceta Ilustrada" y creo que el reportero era Joaquín Arazomena. Hicieron un montón de fotografías y me las regalaron.

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