El Papa Francisco pidió ayer desde la mezquita central de Koudoukou, en Bangui (República Centroafricana), "unidad" entre cristianos y musulmanes para decir "no" al odio y la violencia, sobre todo la que se comete en nombre de Dios pero que en realidad responde a "intereses particulares". "Tenemos que permanecer unidos para que cese toda acción que, venga de donde venga, desfigura el rostro de Dios y, en el fondo, tiene como objetivo la defensa a ultranza de intereses particulares, en perjuicio del bien común. Juntos digamos no al odio, a la venganza, a la violencia, en particular a la que se comete en nombre de una religión o de Dios. Dios es paz, salam", subrayó. El Papa pronunció su primer discurso dentro de una mezquita. Además, se dirigió al imán Tidiani Moussa Naibi para subrayar que su visita a República Centroafricana no estaría completa sin este encuentro. Francisco recordó que cristianos y musulmanes son "hermanos" y deben "comportarse como tales". El Papa regresó a Roma después de un viaje por Kenia, Uganda y la República Centroafricana considerado de "alto riesgo".