Teresa Romero, la auxiliar de enfermería que se infectó de ébola tras atender a un religioso, fue nombrada ayer hija adoptiva de Becerreá (Lugo). En un emotivo discurso, recordó el tiempo en el que estuvo "más muerta que viva" en un hospital de Madrid. En la Casa de Cultura local expresó su agradecimiento y dijo que siempre se sintió "apoyada y defendida" por el equipo del Alcalde, máxime cuando no dudaron en gritar "Teresa somos todos".