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PABLO CARBONELL | De "Los Toreros Muertos"; el grupo actúa los días 18 y 19 en Oviedo y Gijón

"Siempre hicimos algo de burla y para hacerla hay que ser serio y auténtico"

"El directo es nuestra arma, cualquier concierto es mejor que nada de lo que hicimos en estudio; si no tenemos gente delante no nos sale la voz"

"Siempre hicimos algo de burla y para hacerla hay que ser serio y auténtico"

"Los Toreros Muertos" estallaron en pleno apogeo de la Movida, aunque lo suyo trascendió más allá y por otros derroteros musicales. Cumplen treinta años y con este aniversario han decidido volver con un disco en directo. Los próximos días 18 y 19 de diciembre llegan con la gira a las salas Tribeca (Oviedo, 21.00 horas) y Acapulco (Gijón, 21.00 horas). "Los Toreros Muertos" comenzaron en un pequeño local madrileño. La cosa fue tomando cuerpo poco a poco hasta conquistar mercados y afición con una serie de éxitos que están reflejados en el disco en vivo. Pablo Carbonell relata a LA NUEVA ESPAÑA cómo ha sido su carrera, cómo se encuentra en su regreso y qué tal es el reencuentro con el grupo y con el público.

-¿Cómo se encuentra el grupo treinta años después?

-Como personas estamos bastante cascadetes, gracias. Como grupo o como espíritu, hechos unos mozos. Nosotros estamos como estamos, algún kilo de más, el protector estomacal, etcétera, pero nuestra propuesta no se pasa de moda. Nos hemos revuelto en cuanto nos han intentado colocar una etiqueta y, bueno, el humor, como la salmuera, nos ha mantenido intactos.

-¿Y cómo les encuentra la gente?

-La gente suele mirarnos con respeto, pero creo que no es por la edad. Es porque, a nuestro pesar, somos una leyenda. Eso es un peso que no se lo deseo a nadie.

-¿Treinta años no es nada o es mucho para volver a escena?

-La idea era celebrar nuestros treinta años y mira por dónde han empezado a surgir canciones como churros. Nos hemos animado con la vuelta a escena. La gente se divierte, porque nos ve divertirnos y eficaces. El mensaje es tan válido ahora como entonces y, claro, qué más queremos que nos toquen las palmas. De todas formas, algo hemos cambiado, antes mi principal interés era que la gente bailara, ahora quiero emocionar, divertir y que la gente se dé cuenta de la teatralidad demoledora y liberadora de nuestra propuesta.

-De todos modos, ya llevan algunos retornos.

-Sí, tenemos un país que no se olvida nunca de nosotros, Colombia. Algo debimos hacer allí para que nos llamen una y otra vez. Para los colombianos somos como un movimiento político. Es complicado de explicar.

-A la vista del aplauso de la crítica parece que el estilo de "Los Toreros Muertos" aguanta bien el paso del tiempo.

-Es como los Carnavales, necesitan de la Cuaresma para coger altura. Lo nuestro siempre ha sido un poco de burla, para hacerla hay que ser muy generoso, muy auténtico; ojo, la burla es muy seria. Para mí el panorama actual, salvo honrosas excepciones, está tirando a comatoso, necesitaba esta explosión.

-¿El directo es su arma favorita?

-Sí, y nuestro talón de Aquiles, el estudio. Cualquier directo nuestro suena mejor que nada de lo que hemos hecho en estudio. Nosotros salimos de un bar donde improvisábamos a diario. Si no tenemos gente delante no nos sale la voz.

-¿Algún momento especial?

-No. Nunca miramos atrás, la nostalgia nos da repelús.

-¿Y en esta gira?

-La grabación del disco en directo en el Gran Teatro Falla fue, como gaditano que soy, la culminación de un sueño. Que el público de Cádiz nos despidiera gritando ¡Esto sí que es una chirigota!, que es lo más grande que se puede oír ahí, todavía me eriza la piel. Soy muy sensible.

-A Asturias llegan en vísperas del 20-D, a qué político o rey le dedicarían una canción?

-A Elvis Presley.

-Por cierto, algo tiene que ver con el nacimiento de "Los Toreros Muertos" Andreas Prittwitz, que ahora es astur-alemán.

-Andreas, el colibrí de los Andes, y Javier López de Guereña, guitarrista de Krahe, nos vieron en aquel minúsculo bar (Casi Casi) y decidieron invertir su dinero en grabarnos y producirnos un mini LP, gracias a ese disco entramos en Ariola, que era la compañía de Joaquín Sabina... Andreas es parte de nuestro germen. ¿Germen?... Germen asturiano, como dices.

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