Los suecos no entienden su país sin su monarquía, cuyos titulares, los Bernadotte (dinastía implantada en 1818 por el mariscal de Napoleón Jean Baptiste Jules Bernadotte), aparecen en cuadros y fotografías en escaparates e interiores de bares, cafés, restaurantes y cualquier tipo de tienda como un símbolo más de la nación y sus ciudadanos, que costean su caro nivel de vida a cambio, únicamente, de ejemplaridad y mostrarse como dignos representantes de Suecia. Se pueden ver desde fotos de unos jóvenes Carlos XVI Gustavo y Silvia al poco de casarse y convertirse en reyes -en la foto, una pastelería en Gamla Stan- o de sus tres hijos y sus parejas, encabezados por la heredera, Victoria y su marido, Daniel.