El Papa ha reclamado la paz durante la tradicional bendición "urbi et orbi", "a la ciudad y al mundo", que ha impartido ayer, día de Navidad, en un mensaje en el que ha recordado las "masacres terroristas", la tensión en Tierra Santa y los cristianos perseguidos.

Así, Francisco se ha referido a los "atroces" atentados terroristas en las "recientes masacres" en Egipto, Beirut, París, Bamako y Túnez, al tiempo que ha pedido consuelo para los cristianos perseguidos, ante miles de fieles reunidos en la plaza de San Pedro.

Asomado al balcón de la Logia central de la basílica de San Pedro, al igual que otros años, el Papa ha repasado las guerras y males que afligen al mundo para pedir la paz, de la que ha señalado que, si existe verdaderamente, "no hay lugar para el odio ni para la guerra".

El Pontífice argentino ha lamentado durante la bendición, dirigida a todo el mundo, 'Urbi et Orbi' -que sólo es impartida en Semana Santa, Navidad y tras la elección de un Pontífice- que en Tierra Santa continúen "las tensiones y las violencias, y la paz queda como un don que se debe pedir y construir. Que los israelíes y palestinos puedan retomar el diálogo directo y alcanzar un entendimiento que permita a los dos pueblos convivir en armonía, superando un conflicto que les enfrenta desde hace tanto tiempo, con graves consecuencias para toda la región", añadió.

Asimismo, ha enumerado los conflictos en Siria, Libia, Irak, Yemen, África subsahariana, República Democrática del Congo, Burundi, Sudán del Sur, Ucrania y Colombia.

En este sentido, ha abogado por que el acuerdo alcanzado en el seno de las Naciones Unidas "logre cuanto antes acallar el fragor de las armas en Siria y remediar la gravísima situación humanitaria de la población, extenuada". "Es igualmente urgente que el acuerdo sobre Libia encuentre el apoyo de todos". Evidenció la necesidad de que la comunidad internacional ponga su atención de manera unánime "en que cesen las atrocidades que, tanto en estos países como también en Irak, Yemen y en el África subsahariana, causan todavía numerosas víctimas, provocan enormes sufrimientos y no respetan ni siquiera el patrimonio histórico".