María ganó "Masterchef Junior", Lukas quedó segundo; la asturiana Covadonga fue una gran finalista, espontánea y simpática, y Martina también dio la medida en los fogones. La asturiana ya había dejado su sello en un menú de Navidad elaborado para LA NUEVA ESPAÑA consistente en un entrante llamado "Que no es revuelto", el plato principal, Solomillo Wellington y el postre de espuma de arroz con leche. Y ya entonces explicaba sus elaboraciones con desparpajo, el mismo que plasmó en la final y durante todo el concurso: "Haber quedado la tercera de seis mil estuvo muy bien", dijo a este periódico la luanquina, de 11 años.

Ayer fue turno de declaración de María, la campeona, que se mostró muy satisfecha: "Estoy muy orgullosa de mí misma porque he conseguido mi sueño, y eso me demuestra que si lucho por algo, lo puedo lograr", dijo en una entrevista con la agencia "Efe".

En general, todos los concursantes, a la vista de la edad de los que desfilaron por el programa en todas sus fases (todos muy críos), estuvieron muy potentes en el programa de TVE, que concluyó el martes y cuyo trofeo levantó María, lo que le va a reportar 12.000 euros para formación y un curso de cocina en la Facultad de Ciencias Gastronómicas Basque Culinary Center, además de todos "los obsequios" y cursos que regala el programa tanto a la campeona, en este caso, como al resto de los concursantes que han desfilado por el certamen del canal público.

La apuesta final fue en la embajada de Estados Unidos, con invitados de postín, entre ellos el propio embajador norteamericano, Butragueño y Rossy de Palma, para catar un menú con el que María, Lukas, Covadonga y Martina tenían que demostrar sus habilidades culinarias. El reto era complicado. Lukas dio el primer paso a la gran final con un roscón de Reyes y su batido "cascoporrino". Sus tres colegas de fogones hicieron un menú Michelin del chef David Muñoz (que tiene tres estrellas), con el embajador norteamericano, James Costos, presidiendo la mesa, y su pareja, Michael Smith, decorador de prestigio internacional y autor de los cambios de la Casa Blanca impulsados por los Obama.

Antes de decidir quién era el segundo finalista había apuestas por Covadonga, que había sido muy bien juzgada por su labor y había demostrado su simpatía y serenidad en situaciones de tanta presión. La asturiana, que dijo que no le disgustaría ser crítica culinaria, se ganó a comensales y jurado por su forma de trabajar y por su espontaneidad y naturalidad en la final y a lo largo de toda la serie de "Masterchef Junior". Una final que disparó la audiencia, con el récord histórico del programa, 3,3 millones de espectadores, y una cuota de pantalla del 22,6%.