Felipe VI celebró ayer su cumpleaños en la intimidad, se supone que con Letizia y sus dos hijas, Leonor y Sofía, y apagando las tradicionales velas. Cumple 48 años en un momento complicado, tanto para España, que dos meses después de las elecciones generales sigue sin Gobierno, como para él mismo, que tendrá que ver sentada en el banquillo a su hermana Cristina, juzgada en el "caso Nóos" por dos delitos contra la Hacienda pública.

La situación de Cristina y de su esposo, Iñaki Urdangarín, ha sido un duro golpe para la familia Borbón y ha dividido y distanciado a sus miembros.

A esto se une la realidad política española, una de las más complejas y convulsas desde la llegada de la democracia. La dificultad de investir a un nuevo presidente, el independentismo catalán y la todavía frágil situación económica, pese a los datos positivos, no se lo ponen fácil al jefe del Estado.

No obstante, el Monarca español, con la complicidad de la siempre eficaz Reina Letizia, ha conseguido, en poco más de un año de reinado, ganarse la confianza de una gran mayoría del pueblo español. Los últimos datos indican que un 60 por ciento de los ciudadanos avala el papel de la Corona. Su padre, Juan Carlos I, sólo gozaba de un 49,9 por ciento de apoyo cuando decidió abdicar.

Otro motivo de preocupación, a corto plazo, es la esperada visita que los Reyes tienen previsto hacer a Inglaterra entre los días 8 y 10 de marzo. Preparado meticulosamente por el palacio de la Zarzuela, no se descarta que si se mantiene la inestabilidad política el viaje sea finalmente pospuesto.

La reina Isabel y su esposo, el príncipe Felipe de Edimburgo, han decidido alojar a Felipe VI y a Letizia en el palacio de Windsor, reservado sólo para las visitas cercanas a la familia, ya que lo habitual es que los mandatarios se alojen en Buckingham.

Windsor es el mayor castillo en uso del mundo y ha sido residencia real durante los últimos 900 años. Por su proximidad a Londres, la reina de Inglaterra suele utilizarlo los fines de semana y en Semana Santa.