La muerte del padre de Arantxa Sánchez Vicario, Emilio Sánchez, que ocurrió el pasado jueves, a los 83 años, ha reabierto las heridas existentes entre los componentes de la familia. Las rencillas culminaron ayer con la no asistencia de la tenista al funeral de su padre, tras el lamentable episodio que tuvo lugar en el tanatorio de Les Corts anteayer, en el que se personaron Arantxa Sánchez y su marido, Josep Santacana, pero fueron rechazados por los hermanos de ella y tuvieron que abandonar el recinto.

Según diferentes versiones, Javier Sánchez Vicario, hermano de Arantxa, intentó impedir la entrada de Santacana en la sala donde se encontraba la capilla ardiente, y se produjo un forcejeo entre ambos.

Por ese motivo, la madre de Arantxa, Marisa Vicario, sufrió un desmayo y tuvo que ser atendida por una ambulancia que se había trasladado hasta el tanatorio. Los problemas judiciales entre Arantxa, que ahora vive con su familia en Miami, y sus padres parecía que se habían solucionado durante el pasado verano tras alcanzar un acuerdo extrajudicial y retirar una querella que había interpuesto contra ellos.

Según detalló la tenista en su libro autobiográfico, "¡Vamos!", su padre, Emilio Sánchez, era quien administraba sus intereses y mensualmente le otorgaba una asignación. Tras 17 años de carrera, la deportista había cuantificado unas ganancias de 45 millones de euros, pero entonces se encontró con problemas con Hacienda por no haber liquidado sus impuestos entre 1989 y 1993 por tener su residencia en Andorra.

Tras su matrimonio con Josep Santacana, la relación con su familia se deterioró. "Actualmente no guardo ningún tipo de relación con nadie de mi familia y tengo que realizar el trabajo que otros deberían haber hecho ya antes", asegura en el libro. El acuerdo extrajudicial detallaba que una vez producido el fallecimiento del padre, la madre de la tenista disponía de tres años para abandonar el piso en el que vive y que es propiedad de Arantxa.