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Un misterio de un millón de euros

Hilda Armada asume el título de condesa de Güemes cuatro años después del robo de la valiosa diadema familiar que llevó en su boda y que sigue sin aparecer

Hilda Armada, con la diadema.

En los próximos días, Hilda Armada Falcó será, si todo transcurre según lo previsto, la nueva condesa de Güemes. El hombre que actualmente ostenta el título, Álvaro Armada, -convertido ahora en IX Conde de Revillagigedo con grandeza de España tras el fallecimiento de su padre- ha decidido cederle los honores a su hija, una mujer que, además de por pertenecer a una de las familias de más rancio abolengo de Gijón, será recordada por ser la última que portó, en su boda en 2011, la diadema valorada en más de un millón de euros que los Armada atesoraban y que una banda de delincuentes sustrajo de la mansión familiar tras el enlace. Los investigadores reconocieron en su día que se trató de un robo "de película". La Guardia Civil afirmó que la prima de la asistenta del conde fue quien ideó un asalto en el que llegaron a jugar un papel importante la guardesa de la finca, su marido y delincuentes especializados en "colocar" en el mercado negro joyas de gran valor.

Lo tenían todo planificado al milímetro. Tanto que a día de hoy la Benemérita aún no ha conseguido localizar a la autora intelectual del robo. Tampoco se ha recuperado la millonaria diadema. Los funcionarios creen que la mujer se encuentra en Colombia huyendo de la justicia. Y se sospecha que la joya se ha despiezado para vender sus diamantes.

El asalto se preparó en unos días. La familiar de la asistenta se puso en contacto primero con cuatro sudamericanos residentes en Madrid y miembros de la banda especializada en robos. La cabecilla de la operación vivía desde hacía tiempo en la finca del conde acompañando a la asistenta y a su marido. Todos conocían a la perfección el valor de las joyas que se escondían en la caja fuerte de Álvaro Armada. La autora intelectual del robo llegó a un acuerdo con los "cacos": les enseñó el camino a las joyas a cambio de parte del botín. Era la madrugada del 17 de mayo de 2012. La mujer pidió a la asistenta del conde y a su marido que abandonaran la mansión "y miraran para otro lado" para abrir la puerta de la residencia a los ladrones. La Guardia Civil consiguió finalmente detener a los cuatro extranjeros. Los ladrones aceptaron la condena de dos años y medio de cárcel cada uno. Pero la joya siguió sin aparecer. Hilda Armada será ahora condesa, pero sin diadema.

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