La capacidad instrumental y técnica y, sobre todo, la bonhomía de Alejandro Espina permanecen tras su muerte repentina. Sus colegas más cercanos de escenario fueron los primeros en recordar las cualidades humanas y artísticas del que fuera bajista de "Ilegales". Jorge Martínez no tenía palabras; salvo decir que era un grande y que el dolor por su muerte era insoportable: "Lo peor", decía en pleno shock, cuando estaba masticando aún una noticia inmasticable que para todo el mundo fue un golpe tremendo.

Ayer seguía el goteo de nostalgia, de pena y de proclamar sus cualidades. Algo que siempre fue dicho con una pasión muy sincera. No se trataba de hablar bien de alguien que se va cuando nadie se lo espera, se trataba de decir cómo era Espina y de plasmar la enorme tristeza que había en cada cual.

Enrique Patricio, promotor y mánager del disco de "The Electric Buffalo", de título "Keepin' It Warm", decía: "Estamos como si fuera un sueño, está muy vivo lo de 'The Electric Buffalo'. Nos había llegado el disco; nos habíamos 'wasapeado' por lo bien que estaba el disco. Lo tengo como muy presente como para pensar que no está entre nosotros. El mismo viernes se empapelaba Oviedo de carteles del álbum y teníamos las entrevistas preparadas. No era alguien que estuviera enfermo, ni nada. Parece un mal sueño. Y en el terreno personal era un cacho pan, una de las pocas personas que en el mundo de la música se llevaba bien con todo el mundo. Y, claro, era un musicazo. Yo lo que creo es que esto es un flash, parece imposible que ya no lo voy a volver a ver", cuenta Patricio, antes de dar el último adiós al bajista esta tarde, a las seis, en la iglesia parroquial de San Juan Bautista de La Corredoria en Oviedo.

Alberto Toyos, director de Los 40 Principales de Asturias, fue rotundo: "No sé si era mejor persona aún que bajista". Y el periodista David Serna fue más allá en su análisis: "Es el representante más significativo de la segunda generación de rockeros de Asturias: su padre, José Manuel Blanco Espina, era de la primera con diversos grupos. Él fue su sucesor generacional", apuntó Serna.

Y, a propósito del asunto generacional, Alberto Hevia el "Pele", un "Junior", alguien de una generación distinta, también reconocía el gran valor de Jandro Espina: "Una persona irrepetible: cariñoso, bueno y gran músico", dijo.

Y también en el primer golpe de la tragedia, sus colegas de "The Electric Buffalo", que estaban absolutamente groguis, recordaban esas cualidades del bajista, tanto como instrumentista, técnico en sesiones de lo que hiciera falta, y amigo para estar donde fuese. A Willon de Calle se le iba la memoria para sus tiempos de taller, cuando Espina era profesor de bajo y él comenzaba con la batería; a su colega Álvaro Bárcena se le acumulaban los recuerdos, desde cuando empezaron con el proyecto "The Electric Buffalo" como antes de hacerlo, que era amigo y tocaban en otros lugares.

Es el último adiós a una gran persona e instrumentista sólido , con amigos en un mundo, el de la música, en el que suele haber codazos por todas las partes.

Las cenizas de Espina serán recibidas hoy (18 horas) en la parroquia del barrio ovetense de La Corredoria. Descanse en paz.