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ANDRÉS SUÁREZ | Músico, actúa mañana en Oviedo

"Cantando en el metro te das cuenta de que eres artesano, no un artista"

"Entiendo que se quiera etiquetar, aunque yo no sé lo que hago; deseaba ser cantante y estoy contento, pero sigo siendo el mismo de siempre"

Andrés Suárez.

Andrés Suárez estuvo largo tiempo trabajando su carrera. O mejor, hizo su carrera a la vieja (también a la nueva) usanza: bares, calle, furgonetas y carretera. Y lo hizo también a la forma romántica. Es decir, mamando los locales de su tierra, Galicia, viajando a Madrid, tocando en el metro o en esos pequeños locales míticos como Libertad 8, por citar. Y desde ahí acabó teniendo audiencias importantes en auditorios de mayor capacidad, como, por ejemplo, este viernes en la sala Estilo de Oviedo (22 horas), donde ya tenía una muy buena venta anticipada hace una semana; eso en tiempos en que casi nadie vende un colín. Cuenta su historia a LA NUEVA ESPAÑA, y entre sus historias está la del apoyo de Pablo Milanés, colaborando con él en alguna ocasión.

-Y esto de cambiar del metro a otra dimensión escénica, ¿se asimila bien o se pierde uno entre tanto asunto nuevo?

-Quería ser cantante, perseguirlo, soñarlo y hacerlo. Estoy contento, pero sigo siendo el mismo de siempre. La diferencia es que ahora voy con un pedazo banda...

-Y que le fichó una gran discográfica.

-Sí, una multinacional, pero que me respeta: me apoya, no me dicta, no trabajo bajo órdenes. Empecé a los 14 años y tengo 32.

-¿Esto de dedicarse a la música le viene vía lo que escuchaba en casa?

-Eso es, la música que se oía en el coche de mi padre, que era una mezcla de muchas cosas.

-¿Se diría que es lo que hace ahora en discos como "Mi pequeña historia"?

-Una mezcla de lo que escuché. No tengo ni idea de lo que soy. Hago música. Con mis padres en el coche escuchaba de todo, y ser músico se lo debo a mis padres. No sé si lo que hago ahora es rock de autor, como decían el otro día porque llevo una banda cañera, o cantautor indie... Yo entiendo que se quiera etiquetar, pero soy un artesano.

-¿Al concierto de aquí cómo llega?

-Lo cierto es que utilizo dos formatos. Uno en el que aparezco yo solo, más íntimo, con guitarra y voz. Son dos facetas: una de autor, más intimista, la que me vieron hacer tantos años en los bares, y la otra con banda, que son gente que lleva años en la carretera y que desmitifica lo del cantautor triste, oscuro, aburrido, poeta maldito...

-¿Eso se nota; o sea, según local y lugar se notan los distintos públicos?

-Yo creo que no hay nada mejor que cantar en el metro para darte cuenta de que no eres nadie, que eres artesano y no artista. En mi trabajo hay algo que es asqueroso, y es que te aplaudan cada tres minutos y te lo acabes creyendo. Hay una posición horrible con esto del artista y las luces y las limusinas; yo soy un artesano. El público es como tú, que invierte su pasta porque lo vas a emocionar. Evidentemente la mejor música sale de un bar con una bebida isotónica. Sin bar no hay pabellón. Es imposible. El concierto en el Palacio de los Deportes de Madrid en noviembre va a ser la suma de muchas "Libertades 8".

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