Algo más de 800 personas se reunieron ayer en el teatro de la Laboral para disfrutar de la maestría de un nombre propio del jazz mundial. El trompetista Arturo Sandoval, galardonado con diez premios Grammy -la mitad de las veces que ha sido nominado a lo largo de su carrera-, seis premios Billboard y un Emmy, entre otras muchas distinciones que han reconocido su fructífera carrera musical, ofreció más de cien minutos de lujo para los sentidos en el coliseo del complejo gijonés de la Laboral, en el que fue su único concierto en España en esta incursión del artista en territorio nacional.

Se arrancó el trompetista ante el público asturiano con un "rhythm and blues" clásico que puso en ambiente al respetable, y no dejó pasar mucho tiempo para que subiera la temperatura con una versión de "El manisero" ampliamente aplaudida. Ritmos afrocubanos, canciones largas y mucha complicidad con el público fueron componiendo un ambiente para el disfrute de todos los presentes. Sandoval, trompetista, pianista y compositor, dedicó su concierto en Gijón al maestro Dizzy Gillespie, del que en su día fue declarado ídolo y con el que alcanzó la categoría de pupilo, e hizo evidente que "disfruto con todas las tendencias musicales; no creo en la división que muchos quieren hacer de la música. Sólo hay una, la buena, que si está bien hecha y bien interpretada es hermosa", como dejó dicho en una entrevista reciente con LA NUEVA ESPAÑA.

Para el anecdotario de su presencia en Asturias quedará el hecho, que el propio artista comentó al público y que le sirvió para enlazar varias bromas, de que la aerolínea Iberia perdió sus maletas en el viaje a España, así que le tocó salir a escena con lo puesto: vaqueros y playeros. Pero con su maestría y una banda que dio muestras de excelencia, ayer era más que suficiente para que el público disfrutara.

Nacido en Artemisa (Cuba), Sandoval estudió trompeta clásica y muy pronto comenzó a decantarse por el jazz. Fue miembro fundador del grupo Irakere, que se movía entre el jazz, el rock, la música clásica y la tradicional cubana, y en 1981 formó su propia banda. Está considerado un músico imprescindible en la historia de la transmisión de los ambientes latinos al jazz. En 2013 Barack Obama le concedió la exclusiva "Presidential medal of freedom". Y en Gijón, si pudieran, le habrían dado otra.