La princesa Estela de Suecia haciendo pan. El príncipe Jorge del Reino Unido corriendo por el prado en plan trasto. La princesa heredera Catalina Amalia de los Países Bajos y sus hermanas Alejandra y Ariadna esquiando. El príncipe Cristian y su hermana Isabel de Dinamarca en bicicleta y en carrito tirado por su padre bien de madrugada camino del colegio. La princesa Ingrid de Noruega jugando con sus perros o leyendo en la misa del cumpleaños de su madre...

¿Y la princesa Leonor y su hermana la infanta Sofía?

Pocas imágenes de su vida privada se tienen de las pequeñas de la Casa del Rey en España, y contadas con los dedos de la mano son las fotografías en actos oficiales de ambas. Casi nada se sabe de las dos rubias hermanas -Leonor, de 10 años, y Sofía, a punto de cumplir 9-, mientras que el resto de monarquías europeas incluyen a sus niños con frecuencia en la agenda pública y no tienen reparos en que les tomen fotos en su tiempo de ocio y esparcimiento. Unos de los más reacios, los duques de Cambridge, Catalina y Guillermo, compensan su negativa a dejarse ser fotografiados al margen de sus apariciones públicas con la entrega de imágenes tomadas por ellos mismos en su tiempo libre.

Lo poco que le gusta a la Reina Letizia que sus hijas sean demasiado expuestas al público es de sobra conocido, pero en el éxito de haberlo logrado también tiene mucho que ver el Rey Felipe, quien parece completamente de acuerdo con que Leonor y Sofía crezcan al margen de las cámaras y ajenas a su relevancia social como princesa heredera y segunda en la línea de sucesión al trono, respectivamente.

De hecho, las últimas fotografías "robadas" de ambas son del cumpleaños de su padre, el pasado enero, cuando la familia fue pillada en la calle al salir de cenar. La prensa del corazón se congratuló del estirón que han pegado las hermanas en los últimos meses. En la memoria se pierde la última aparición oficial, que bien podría ser en octubre del año pasado, con motivo de la Fiesta Nacional. Y ya. Ni en Navidad (sólo unas cuantas fotos malas de ambas dentro del coche camino de casa del abuelo materno a comer el roscón de Reyes), ni al empezar al colegio, ni con sus padres en alguna inauguración...

Esta sequía española contrasta con la abundancia en el resto de Europa, donde los niños reales son habituales y sus apariciones rebosan una naturalidad a años luz del proceder de los Borbones.

Entre las más recientes, el posado de familia feliz de los Duques de Cambridge en los Alpes franceses. Catalina, Guillermo, Jorge y la benjamina Carlota han alumbrado unas fotografías dignas de postal navideña abrigados entre la nieve y luciendo "sonrisas profiden" en sus vacaciones de invierno. A cuatro columnas dio la foto "The Times" en su portada.

Una de las estampas reales que más éxito ha tenido en los últimos meses fue la tomada por un ciudadano danés en Copenhague bien de madrugada el pasado enero. Pilló al heredero, Federico, saliendo de palacio, bien abrigado, en bicicleta y tirando de un carrito en el que iba su hija Isabel; al lado de ambos, en bici, el príncipe Cristian y el perro de la familia. Todos camino del colegio.

Con las manos en la masa se pudo ver a la princesa sueca Estela la pasada Navidad. Sus padres la llevaron a la "Casa del panadero" en Skansen, un museo al aire libre en Estocolmo y difundieron vídeo y fotos de la pequeña. Estela ya ha protagonizado, hace bastante tiempo, un acto oficial a su corta edad, pues acompañó a su madre Victoria a inaugurar una senda y un parque dedicados a personajes de cuentos infantiles. En Escandinavia están más que acostumbrados a ver los pequeños de la realeza. Sin ir más lejos, Ingrid de Noruega acompaña a su madre, la princesa Mette-Marit, a distintos actos públicos acordes con su edad (12 años).

En junio se cumplirán dos años de la subida al torno de Felipe VI, lo que transformó automáticamente a su primogénita, Leonor de España, en princesa de Asturias y heredera de la Corona. Entonces la exposición de la niña fue inevitable y muchos se frotaron las manos al pensar que a partir de entonces iba a ir a más.

Pero nada más lejos de la realidad. Leonor y Sofía llevan, en apariencia, una vida como la de cualquier chiquilla de su edad, aunque de vez en cuando se ven obligadas a acompañar a sus padres al trabajo. Veces contadas. En Asturias muchos se preguntan cuándo será la primera vez que Leonor aparezca en los premios que llevan su nombre (su padre lo hizo a los 13 años y leyó en Oviedo su primer discurso) y cuándo irá, si va, a Covadonga a tomar posesión de los atributos que la acreditan como Princesa de Asturias. Toca esperar.