Antonio MARTÍN

Lady Gaga es sinónimo de talento, glamour, reivindicación, polémica y mercadotecnia, elementos todos ellos que, mezclados y bien agitados, dan lugar a todo un referente actual en el mundo del espectáculo, que cumple 30 años mañana, lunes.

Es una de las artistas que más discos ha vendido en la historia de la música en apenas ocho años de carrera. Pero su influencia va mucho más allá: su estilo y personalidad la han convertido en todo un icono cultural al que ni siquiera la interpretación se le resiste.

Prueba de ello fue su celebrado papel en la quinta temporada de la serie "American Horror Story", que se saldó con un "Globo de Oro" a la mejor actriz en una miniserie o película para televisión. Tras ese éxito, la artista avanzó recientemente que repetirá en la sexta temporada del formato de la cadena FX. "No puedo prometer cómo ni cuándo ni nada de eso", indicó.

Esa tarea, presumiblemente, la deberá compaginar con la grabación de su nuevo disco, cuyo lanzamiento está previsto para este año. Ese trabajo discográfico de la diva estadounidense será el primero desde "Cheek to cheek", la colaboración de jazz que lanzó con Tony Bennett en septiembre de 2014, y el primero con material original desde "Artpop" (2013).

Reconoció que su trabajo en "American Horror Story" influirá el proceso creativo de su quinto álbum de estudio, al asegurar que su desempeño en la miniserie le devolvió "al arte de la oscuridad", algo en lo que "cree mucho".

El año sólo ha consumido su primer trimestre y ya ha deparado todo tipo de instantes memorables para Gaga. Primero fue su triunfo en los "Globos de Oro" y después llegaron sus actuaciones en los "Grammy" -inolvidable su tributo a David Bowie-, la Super Bowl y los "Oscar", cuya aparición supuso uno de los momentos más emocionantes de la velada.

Gaga puso la piel de gallina al Teatro Dolby -se vio a las actrices Kate Winslet y Rachel McAdams entre un mar de lágrimas- al cantar "Til it happens to you", perteneciente a la película "The hunting ground", que recoge casos de agresiones y abusos sexuales en universidades estadounidenses.

La artista, con la frase "Not your fault" ("no es vuestra culpa") escrita en uno de sus brazos, completó esa actuación rodeada por un grupo de 50 adolescentes que, como ella, sufrieron ese tipo de situaciones.

Stefani Joanne Angelina Germanotta, el nombre real de Gaga, es todo un icono, y como tal, tiene su legión de fans, autodenominados "little monsters" ("pequeños monstruos"), que la convierten en uno de los principales reclamos en la red social Twitter (es la séptima personalidad más influyente, con 57 millones de adeptos). Todos ellos están pendientes de su próxima boda con el actor y modelo Taylor Kinney, al que conoció en 2011 durante el rodaje del vídeo musical para el tema "You and I".

Esa ceremonia está envuelta bajo el mismo halo de misterio que rodea todo lo que concierne a Gaga, una estrella imparable desde el lanzamiento en 2008 de su disco debut, "The fame", que contenía canciones memorables como "Paparazzi", "Poker face" y "Just dance".

Desde entonces, convertida en una auténtica mina de himnos generacionales (ahí están "Bad romance" y "Born this way" para atestiguarlo) con la ayuda de sus incendiarios videoclips, no ha dudado en tratar su bisexualidad con la misma franqueza con la que aludía en sus temas a asuntos como el amor, el sexo, el dinero o las drogas.

Su labor fuera de los escenarios, ya sea como portavoz de los derechos de la comunidad de lesbianas, gays, bisexuales y transexuales (LGBT), o a través de su Fundación, creada para apoyar a jóvenes contra el "bullying" (acoso escolar), demuestra la coherencia y sensibilidad de una de las mayores fuerzas de la naturaleza del siglo XXI.