El reloj se adelantó una hora la pasada madrugada y a las 2.00 las manecillas pasaron a marcar las 3.00. Con el horario de verano se pierde una hora de sueño, pero se gana luz solar. Una directiva europea regula el cambio de hora con el objeto de ahorrar energía, aunque diversos colectivos sociales rechazan esta modificación y reclaman que España mantenga el horario que le corresponde por su posición geográfica. El cambio puede generar leves alteraciones en el sueño, los hábitos alimenticios y el estado de ánimo, aumentando el cansancio, la irritabilidad o la falta de concentración en algunas personas. Desde el punto de vista de la salud, esta variación de la hora tiene un impacto mínimo en el organismo.