Cuatrocientos años después de la muerte de William Shakespeare, el misterio sigue envolviendo una figura trascendental para las letras universales en general y el teatro (que precisamente celebra hoy su día internacional). Esta semana salió a escena una noticia que incide en el "enigma Shakespeare": un nuevo análisis de su tumba fortalece la teoría de que su cráneo fue robado a finales del siglo XVIII. Para conocer más y mejor al escritor inglés se impone una lectura de un clásico que tiene mucho de investigación detectivesca: El espejo de un hombre, de Stephen Greenblatt, subtitulado oportunamente como "Vida, obra y época de William Shakespeare", porque para traspasar la niebla que esconde muchos aspectos del dramaturgo sólo cabe buscar pistas, indicios y huellas en sus propios textos y en las circunstancias históricas que vivió.

Esta joya del género biográfico, finalista del premio "Pulitzer" y del "National Book Award" en Estados Unidos, recurre a los hechos comprobados pero, sobre todo, a una recreación imaginativa basada en detalles muy reveladores con los que aproximarnos a Shakespeare sin temer las sombras que acompañan su figura. El reto es apasionante y el resultado fascina página a página en su análisis novedoso de la obra teatral y poética y en su reconstrucción de la Inglaterra isabelina con sus luchas religiosas y sociales, las diferencias entre la vida cotidiana en Londres y el campo, los entresijos del mundillo teatral...

Como bien escribe Greenblatt, "un joven de una pequeña ciudad de provincias sin fortuna personal, sin contactos familiares importantes y sin educación universitaria se traslada a Londres a finales de la década de 1580 y, en un tiempo considerablemente breve, se convierte en el mejor dramaturgo no tan sólo de su época, sino de todos los tiempos. Sus obras causan sensación entre los individuos cultos y los analfabetos, entre el sofisticado público urbano y las gentes de provincias que asisten por primera vez a una representación teatral. Consigue que el público ría y llore; convierte la política en poesía; combina arriesgadamente la payasada vulgar y la sutileza filosófica. ¿Cómo explicar un éxito de tal magnitud? ¿Cómo Shakespeare se convirtió en Shakespeare?"

Shakespeare, el hombre del cráneo robado, murió hace 400 años. Vivirá eternamente.