Desfile de distinguidísimos invitados, tres centenares, por la villa granadina de Íllora. Lo abrió el sábado por la tarde el obispo anglicano de Londres, Richard Chartres, encargado de oficiar la ceremonia junto al arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez. Un enlace en inglés y castellano. Se casaban el magnate colombiano Alejandro Santo Domingo y Charlotte Wellesley, hija del duque de Wellington. Una decena de minibuses, coches oficiales de alta gama y taxis con conductores pertrechados con corbata sirvieron a los invitados ante el expectante público, con paraguas y mucho viento.

El más aplaudido fue el Rey Juan Carlos, que se bajó del coche a la puerta de la iglesia de la Encarnación con un traje azul oscuro, corbata turquesa y bastón en mano. Bajo la lluvia, se detuvo para saludar a los vecinos.

También en coche ha llegó Camilla Parker Bowles, duquesa de Cornualles, que se sumó a una moda con mucho motivo patrio y flamenco al lucir un vestido de volantes desde la cintura.

La ubicación de la iglesia de la Encarnación, el templo del siglo XV de estilo renacentista que ha convertido a Íllora en el escenario de la boda, ha provocado que muchos de los invitados hayan pasado desapercibidos para un público ávido de repartir olés.

La novia llegó pasadas las seis y con serios problemas para bajarse del vehículo y dominar el vuelo del vestido y el velo. De blanco roto tirando más a un beige claro, con escote de barca y sobrecuello, de manga larga y con un velo y el pelo recogido, la novia ha entrado a la iglesia agarrada a su ramo de flores también blancas y de estilo silvestre, ramitas de olivo de la zona incluidas.

Entre los más vitoreados han estado Andrea Casiraghi, hijo de Carolina de Mónaco, y su mujer, Tatiana Santo Domingo, sobrina del novio, que ha hecho su desfile como el cantante James Blunt y la modelo Eva Herzigova, aunque en la lista de invitados se ha echado de menos, o no se han dejado ver a primera vista, a otros como Óscar de la Renta y la cantante colombiana Shakira, nombres que han resonado esta semana en Íllora.

Muchos de los invitados han vivido su paseíllo hasta el templo como una parte más de la fiesta y han respondido a los aplausos y piropos del público tomando fotografías con sus móviles, saludando e incluso grabando vídeos para presumir de calor español cuando cuenten los pormenores de la boda.

El enlace ha terminado sobre las siete y media de la tarde con una segunda ronda de desfile de trajes largos más o menos acertados y complementos de alta alcurnia. Los invitados se trasladaron a la finca "La Torre", propiedad del duque de Wellington y ubicada en Alomartes, término municipal de Íllora. La boda, sin lluvia de arroz pero mucha agua, ha tenido representantes de las casas reales española, monegasca y británica. El alcalde de Íllora, Antonio Salazar, ha explicado que espera que el enlace sirva a la proyección turística del municipio.