"Estamos en el aire, no me lo puedo creer". Óscar Amor dio rienda suelta a la emoción cuando el avión en el que ayer viajó a Ibiza despegó de Santiago del Monte. Era el primer vuelo para este niño naviego de once años y también para los otros nueve alumnos de quinto y sexto de Primaria de los centros educativos de la comarca Oscos-Eo que recibieron su particular "bautismo" aéreo en una nave de Volotea.

Mientras Amor apenas podía cerrar la boca al verse por "encima de las nubes", Meri Álvarez, sentada a su lado, se tapaba los ojos entre carcajadas, e Irene Fernández, una fila más adelante, reconocía que el despegue la estaba dejando "un poco flipada". "Nunca olvidaré esto", confesó Ismael García, un pequeño de once años que vive en Ferreira (Santa Eulalia de Oscos).

El "bautismo de vuelo" de los diez niños del occidente asturiano, que tuvieron un excelente comportamiento en el avión, forma parte del proyecto "La aviación va a la escuela", enmarcado en el VIII Foro Comunicación y Escuela que pone en marcha el Instituto de Educación Secundaria (IES) Elisa y Luis Villamil de Vegadeo. Ayer volaron a Ibiza alumnos de los colegios Jovellanos de Vegadeo, La Paloma de Castropol, CRA Ría del Eo (Vegadeo,) CRA Oscos (Santa Eulalia de Oscos) y CRA Occidente (Taramundi). Se subieron al avión dos alumnos por centro, aunque treinta más estuvieron por la mañana en el aeropuerto para conocer sus instalaciones, acompañados por el director de la terminal, Carlos San Martín, que también se desplazó a Ibiza con los niños.

A José María Díaz-Canel, estudiante de sexto de Primaria en el Colegio La Paloma, lo que más le llamó la atención del aeródromo de Santiago del Monte fue la máquina para detección de explosivos que hay en el control de acceso a la zona de embarque. Para Acuae Puga Araújo, lo mejor "fue ver aviones despegar y aterrizar".

Patricia Lorenzo, responsable de las tripulaciones de Volotea en Asturias, y Fina Prats, encargada de la base de la compañía en Asturias, recibieron a los niños que iban a volar a Ibiza a las tres y media de la tarde. Inmediatamente después, se dirigieron al área de facturación para obtener las tarjetas de embarque. De ahí, al avión. Antes de subir a la nave, los chicos posaron con la tripulación. El vuelo de ida se desarrolló sin incidencia y con los escolares tratando de adivinar por donde iban. "Mira, mira Avilés", gritó uno de ellos cuando la nave ya había sobrevolado Madrid y se dirigía a Valencia. El aterrizaje en Ibiza se produjo con notable antelación sobre lo programado, tras una travesía de poco más de una hora.

Laura Vega, del CRA de Taramundi, no vio nada de particular en la maniobra para tomar tierra. "Fue mucho más emocionante el despegue", apuntó la pequeña. La tripulación de Volotea obsequió a los viajeros con un diploma acreditativo de su primer vuelo. Además, Gloria Carrera, responsable de marketing de la aerolínea, entregó a cada centro participante una réplica de un avión de la compañía. Durante la espera para el regreso, los escolares también pudieron asomarse a la cabina de la nave. El viaje gustó a los niños y satisfizo a Volotea. "Estamos encantados de colaborar con esta iniciativa", señaló Gloria Llano, que mostró la total disposición de la compañía a poner en marcha más actividades similares en la región.