Entre risas, saltos y carreras. Los dos grupos de segundo de Educación Infantil del colegio de Las Dominicas disfrutaron ayer del primer baño del año en la playa de San Lorenzo. Fueron un total de 46 niños de 4 años los que se atrevieron a pegarse el chapuzón. "Solo nos faltaron cuatro, que estaban enfermos", lamentó su profesor, Pelayo Pérez.

Son numerosas las ventajas que conlleva realizar actividades de este tipo fuera del aula. "Trabajamos las inteligencias múltiples, que, en muchos casos, también se basan en emociones", indicó el docente. Sin ir más lejos, hace unas semanas pasaron dos días en la granja escuela Palacio de la Bouza, situada en el concejo de Pravia. "Buscamos actividades que les emocionen y que les queden grabadas para siempre", señaló Pérez.

En esta ocasión, y ante la mirada un poco envidiosa de sus hermanos mayores -que les vieron partir del colegio mientras ellos daban clase-, los pequeños comprendieron el significado, entre otras cosas, de las banderas de baño que coloca el equipo de Salvamento y de la importancia de tener referencias por si se pierden en la playa.

El fomento de las inteligencias múltiples a través de las emociones supone un empujón muy positivo para el desarrollo de la autonomía de los pequeños, quienes en algunos momentos pueden estar sobreprotegidos por sus padres y familiares. Obviamente, la solución no consiste en que los progenitores se despreocupen de manera radical de sus hijos. "Al contrario. De hecho, el cuidado de los hijos no debería basarse exclusivamente en darles de comer y cuidar de ellos para que estén sanos. También deben implicarse en la educación, no delegarla totalmente en los colegios. La educación conjunta entre padres y centro de estudios es fundamental", explicó el profesor.

En este sentido, Pérez advirtió de que, "a veces, la base emocional o familiar falla cuando detectamos fracasos escolares una vez que los alumnos ya son mayores". De ahí la importancia que tiene la implicación de los padres en la educación de sus hijos.