El tenor mexicano Rolando Villazón se vistió ayer de payaso para llevar un poco de felicidad y esperanza a los más pequeños de los alrededor de 1.300 refugiados que se encuentran alojados en el antiguo aeropuerto berlinés de Tempelhof. Una veintena de niños de los entre 350 y 400 que actualmente residen en varios de los antiguos hangares participó en el espectáculo en el que Villazón, acompañado de otros dos payasos de Rote Nasen (Narices Rojas), les arrancó mil y una sonrisas.

"Ningún artista es tan libre como el clown, pero esa libertad al final de cuentas tiene una gran disciplina, una gran concentración, hay que estar muy sensible al público, el público participa, el público es un compañero de juego", dijo el tenor -Doctor Rollo en su faceta de payaso- después de su actuación. El del payaso, indicó el gran tenor, es "un juego existencial que abre puertas, que abre caminos, que muestra formas de construir ahí donde hay caos, de crear ahí donde hay ruinas, de permanecer ahí donde todo se desmorona para encontrar esta meta que existe al final y que sólo quedándose y sólo en la lucha de permanecer y a veces de hacer el ridículo se logra llegar a esa meta maravillosa", afirmó.